TERRORÍFICAMENTE ADORABLE
Los elefantes del Zoológico de Oregón pisotean y mastican calabazas gigantes por Halloween
Pisotear. Aplastar. Masticar. Repetir. Este fue el enfoque de los elefantes del Zoológico de Oregón recientemente, cuando se encontraron con calabazas gigantes en su recinto para celebrar Halloween.

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Pisotear. Aplastar. Masticar. Repetir. Así comenzó una de las tradiciones más esperadas del Zoológico de Oregón: el "Aplastamiento de Calabazas", que este año celebró su 27.ª edición. Como cada octubre, los elefantes del parque disfrutaron de su particular fiesta de Halloween destruyendo enormes calabazas en su recinto.
El evento, que atrae a numerosos visitantes y se ha convertido en una cita clásica del zoológico, consiste en repartir calabazas de tamaño monumental —algunas de más de 400 kilos— entre los elefantes para que las aplasten, jueguen y se alimenten de ellas. Entre pisotones y trompazos, los paquidermos se desplazaron lentamente de una calabaza a otra, reduciendo las piezas gigantes a pulpa en cuestión de segundos.
Para los más jóvenes del grupo, como Tula-Tu, una cría de apenas ocho meses, la experiencia fue algo distinta. Una de las calabazas pesaba incluso más que ella, según explicaron desde el zoológico. Aun así, Tula no se quedó atrás: se entretuvo empujando una calabaza más pequeña, saltando sobre ella y mordiéndola con entusiasmo mientras los adultos se encargaban de las de mayor tamaño.
El "Aplastamiento de Calabazas" nació en 1999, cuando un agricultor local donó una calabaza de 375 kilos para que los elefantes pudieran jugar con ella. Desde entonces, la tradición se repite cada otoño y ha ido creciendo tanto en tamaño como en popularidad. Este año, una de las calabazas alcanzó las 1.000 libras (unos 453 kilos), convirtiéndose en la estrella de la jornada.
Más allá del espectáculo visual y la diversión del público, los cuidadores del zoológico subrayan el valor educativo y ambiental del evento. Las enormes calabazas ofrecen a los elefantes una forma de estimulación física y mental, fomentando su curiosidad y sus comportamientos naturales. Además, son un tentempié nutritivo y saludable que complementa su dieta diaria.
Con el color naranja de las calabazas esparcido por todo el recinto, los visitantes del Zoológico de Oregón se marcharon con la sonrisa asegurada y con la sensación de haber asistido a una de las celebraciones más originales del otoño.
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