MOMENTOS DIFÍCILES
Crisis en el mundo del streaming: Kick está lleno de bots y Twitch no cuenta bien los viewers
En las últimas horas, ha vuelto a crecer la polémica sobre los bots en Kick. Por otro lado, varios usuarios se han quejado de Twitch no está contando bien los viewers. La polémica en el mundo del streaming está servida.

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El mundo del streaming atraviesa una crisis de confianza que afecta tanto a Twitch como a Kick. La primera afronta denuncias por un cambio en su sistema de medición que estaría penalizando a los espectadores pasivos, mientras la segunda se ve señalada por la proliferación de bots que inflan audiencias artificialmente.
En los últimos días, la creadora Cozyzozie se ha hecho viral al denunciar en X (antes Twitter) un cambio en el sistema de medición de Twitch. Según explicó, la plataforma introdujo una actualización destinada a combatir el fraude publicitario y evitar pagar ingresos por anuncios a visualizaciones generadas por bots. El problema, asegura, es que este nuevo método está penalizando a los espectadores pasivos —los llamados lurkers— que, aunque no interactúan activamente en el chat, forman parte real de la comunidad. "En la última semana y media mi audiencia media se ha reducido a la mitad de lo que había mantenido durante más de un año. No utilizo bots. Tengo una comunidad genuina que he construido durante cinco años, con unos 67.000 seguidores en todas mis redes", escribió Cozyzozie. Su denuncia ha recibido el respaldo de cientos de creadores que afirman estar viviendo la misma situación desde hace al menos dos semanas.
El asunto ha provocado un debate encendido en la comunidad. El analista Zach Bussey trató de rebajar la alarma señalando que cada cierto tiempo surgen rumores similares sobre el supuesto abandono del recuento de lurkers en Twitch. "El nivel de histeria es algo que no había visto antes. Estoy viendo a gente que incluso está en sus picos históricos de audiencia en septiembre, diciendo que han perdido un 20% de público", apuntó en un hilo en X. Su postura, más escéptica, busca recordar que los altibajos en las métricas no siempre responden a cambios en los algoritmos, aunque reconoció que la situación genera desconfianza entre los streamers.
Mientras tanto, la plataforma competidora Kick enfrenta sospechas por un problema de signo contrario. En este caso, la cuestión no es la caída de audiencias, sino su aparente crecimiento artificial. Auron señaló durante una retransmisión que el uso de bots para inflar las cifras es un problema perceptible en la plataforma: "Lo de Kick es raro. No digo todo el mundo, pero sí que se nota que algunos usan bots. Si te fijas en las gráficas de viewers, de repente tienen muchos y luego baja drásticamente". Según explicó, la motivación de este tipo de prácticas está vinculada al modelo de negocio. A diferencia de Twitch, donde los bots no impactan directamente en los ingresos publicitarios, en Kick la remuneración está ligada al número de espectadores, lo que incentiva a inflar las cifras. Auron comparó esta dinámica con las cuentas en redes sociales que acumulan seguidores falsos pero apenas generan interacción real: "Es como la gente que tiene un millón de seguidores en X y luego sus tuits tienen tres likes".
Ambos episodios ponen de relieve un problema central: la credibilidad de las métricas en el ecosistema del streaming. Los datos de audiencia no solo determinan los ingresos de los creadores y las plataformas, sino que también guían las decisiones de marcas y anunciantes. Recientemente ya se advertía del volumen de horas falsas generadas por bots tanto en Twitch como en Kick, que podían alcanzar cifras millonarias. La percepción de que ni siquiera las plataformas más consolidadas tienen un sistema fiable de control amenaza con erosionar la confianza de usuarios y patrocinadores. Mientras Twitch busca proteger su negocio publicitario y Kick se enfrenta a acusaciones de fraude, los streamers se ven atrapados entre la opacidad de los algoritmos y la presión de mantener audiencias estables.
Lo que parece claro es que el éxito de estas plataformas depende tanto de la tecnología como de la confianza que generan. Y hoy esa confianza atraviesa su mayor crisis.
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