Te recordamos por qué el videoclip sigue siendo un formato transgresor

En los años 80 los videoclips vivieron su máximo esplendor cuando surgieron las primeras cadenas de televisión que sólo emitían vídeos musicales las 24 horas.

Así nació un nuevo concepto musical en el que primaba la imagen y en el que los artistas empezaron a apostar sus esfuerzos creativos para superarse así mismos y hacerse visibles en un mercado musical cada vez más voraz y competitivo.

Todo eso quedó atrás y las cadenas de videoclips se reciclaron, convirtiéndose en televisiones para jóvenes o desapareciendo del dial.

Los videoclips perdieron su utilidad en los 2000, ya no es obligatorio rodarlos. Sin embargo, la vanguardia creativa sigue en este formato.

Los realizadores de videoclips siguen siendo los visionarios más potentes y ofreciendo unos mundos impactantes y únicos.

En este vídeo te mostramos algunos de los ejemplos más llamativos del universo videoclip que nos rodea, canciones muy irreverentes e imágenes impactantes que se te grabarán en la retina.

Damos un repaso a Dram, con Gilliam, en el que se pronuncia la palabra “mierda” 40 veces y se nos sumerge en un universo kitsch apabullante, lleno de color y sonrisas gigantes. Y nalgas, culos, y rayos que salen por ellos.

Kendrick Lamar nos ofrece Humble, un tema que viste a su intérprete de Papa, asolado por la luz cegadora de Dios, y que a ritmo de rap le lanza a la última cena.

Y siguiendo con una atmósfera onírica, Jamie XX conquista la Torre Eiffel con Gosh, donde una legión de albinos se arremolinan a los pies de este monumento parisino con intención de colonizarlo.

Por último, Blonde Redhead encargó su videoclip, Dripping, a Eric Wareheim, en el que primero vemos a una serie de mujeres fumando y en situación de relax, de calma placentera. Y luego descubrimos que todas ellas están sentadas sobre la boca de un hombre, en actitud sexual.