@BECARIA_

No acoses, no pinches, no violes

Becaria escribe sobre la sumisión química y la reciente ola de pinchazos en discotecas.

Jeringuilla (archivo)

Jeringuilla (archivo)Pixabay

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No teníamos suficiente con las restricciones del Covid-19 y el estado de alarma por la viruela del simio, que ahora viene la "pandemia" de los pinchazos en discotecas. Esta nueva psicosis avivada por el periodismo basura llega en medio de una nebulosa de misterio e incertidumbre porque no se sabe en muchos casos si se pincha, ni qué se pincha cuando se pincha, ni cuál es el fin; en algunos casos se han denunciado marcas y mareos, pero en la mayoría no se ha encontrado rastro de drogas ni sustancias sospechosas. Lo mismo podrían ser pinchazos fugaces sin más con agujas de coser, con pajitas de remover los gintonics o con palillos de sacarse los "paluego" de entre los dientes. Da igual. La consecuencia y el fin en cualquiera de los casos no supone más que miedo entre las mujeres; a nadie le agrada la idea de que le pinchen, aunque sea por la coña de cuatro colegotas para reírse por provocar pavor, preocupaciones y traumas una temporada a chicas que, en otra circunstancia, no les hubiesen prestado ninguna atención. La falta de empatía también equivale a pinchar. Hay mucho tipo suelto que cuesta creer que haya salido en forma de bebé de las entrañas de una mujer.

Las medidas preventivas frente a esta nueva psicosis son las de siempre: "no salgas", "no te metas en aglomeraciones", "no te pongas esa ropa", "no vayas sola", "no bebas", "vigila tu bebida", "llama al 112", "avisa a tus amigas", y la consecuente paranoia que perturba la tranquilidad de cualquier chica en cualquier momento y en cualquier parte, siempre en estado de alerta desde el panóptico de la vida. Así no hay quien viva.

Está muy bien ir por la vida con cuidado, pero, ¿cuándo se va a poner el foco en educar y controlar a los hombres para que no acosen, molesten, violen ni asesinen, en vez de adiestrar a las mujeres en la represión, en la autocastración social y sexual, y en el miedo? Sería más divertida una alarma social donde nosotras fuésemos por la calle estimulando próstatas con un palo y los tíos estuviesen acojonados todo el rato con el culo contra la pared.

No acoses, no maltrates

Siempre se pone el foco en la mujer para que sea la responsable de su seguridad personal, pero el mundo sigue siendo una fábrica de maltratadores de toda clase social y económica, signo político y mental; tarados para encerrar y cuerdos como el que más. No solo es maltratador el asesino que quema viva a una mujer y sale en las noticias por el crimen. También es un maltratador el que controla, insulta, manipula y coacciona, y el que dice que la violencia no tiene género. Toda esta basura social se evitaría con educación o abortando a tiempo, o cambiando el orden los factores consigo mismo, que en este caso sí afecta al producto.

No violes

Si has llegado leyendo hasta aquí con cierto furor escrotal, los puños cerrados y con ganas de insultarme o pegarme, debes ser consciente de que tienes un problema con tu ira, que no vamos a follar y que eres un pobre hombre que necesita ayuda. Es la historia de siempre. Si estás caliente y necesitas desahogar, hazte una paja. Si tienes alguna frustración personal y el cuerpo te pide usar a una mujer en contra de su voluntad, vete al psicólogo o al psiquiatra, pero no pagues con tu desesperación forzando sexualmente a quien no quiere tocarte ni con la punta del dedo meñique, ni con un palo, ni con un puntero láser a doscientos metros, ni con mucho más que el vaho de la indiferencia, la ignorancia y la inexistencia.

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