@DIOSTUITERO

El bello Brummell, el Dios de la elegancia

Diostuitero nos cuenta la historia de Beau Brummell, el caballero dandi y árbitro de la moda en la Inglaterra de principios del siglo XIX.

Beau Brummel en un baile en 1815

Beau Brummel en un baile en 1815Wikipedia / Dominio Publico

Publicidad

Ni Armani, ni Versace, ni Hugo Boss. El verdadero dios de la moda fue un dandy inglés de principios del siglo XIX, creador del traje moderno de caballero que vestimos hoy día, vestido con corbata o algún tipo de pañuelo anudado al cuello.

Estamos hablando de George Bryan Brummell, conocido como Beau Brummell ("el bello Brummell"), un verdadero fashion victim que llegó a ser asesor del mismísimo rey Jorge IV y se convirtió en el árbitro de la elegancia de los salones de su época.

Para Brummell, menos es más. Éste consiguió que la recargada moda de caballero con decenas de adornos y florituras pasase a mejor vida, en pos de una exquisita sobriedad que nos ha llegado hasta hoy.

Es conocida la anécdota en la que, al llegar a una fiesta, el rey Jorge le dijo: "Qué elegante viene usted hoy, señor Brummell" , y éste le contestó que, si se notaba, es que no iba bien, y volvió a casa a cambiarse de atuendo.

Brummell era un tipo original, ocurrente, con personalidad, y fue todo un influencer de la época. Hoy su Instagram habría marcado tendencia.

En una ocasión, el Príncipe de Gales tartamudeó cuando Brummell le dijo que no le gustaba el corte de chaqueta de cola. En un baile, la parte posterior del vestido de la duquesa de Rutland ofendió su buen gusto. La hizo retirarse, ayudada por sus lacayos.

Cómo todo influencer, tuvo su época de auge, pero al cabo de un tiempo vino la caída. Tras perder el favor del rey, se vio incapaz de mantener su elevado tren de vida y pronto su casa se vio rodeada de decenas de sastres, zapateros, joyeros y vendedores de todo tipo que exigían cobrar sus deudas.

Y es que Brummell vestía sobrio, pero caro y repetía modelo menos que Yolanda Díaz.

Huyó a Francia, donde añadió deudas de juego y fue encarcelado.

Al salir, obtuvo una pequeña renta por mediación de unos amigos, pero ya siempre vivió en la ruina.

Él, que había puesto de moda lo de bañarse todos los días y el aseo personal riguroso, dejó de vestirse, bañarse y afeitarse. De noche, en el mísero cuarto de la pensión, organizaba simulacros de las grandes cenas que había vivido.

Después de dos apoplejías, Beau Brummell murió sin dinero y enloquecido por la sífilis en el asilo de caridad pública del Bon Saveur en Caen en 1840.

Pero hoy todos vestimos como él.

Flooxer Now» Noticias

Publicidad