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FERNANDO ABELLANAS

El diseñador (y fontanero) que se introduce en lugares imposibles

Fernando Abellanas, diseñador y fontanero valenciano, tiene desde niño la pulsión de meterse en sitios de difícil acceso: galerías inundadas, tubos de desagüe, túneles de metro. ‘Fisura’, un texto de Ignacio Vleming editado por Ediciones Rua, ficciona sus aventuras periurbanas.

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El diseñador (y fontanero) que se introduce en lugares imposiblesFernando Abellanas

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Joris observa las torres de alta tensión, se introduce en las alcantarillas, se cuela en los túneles del metro: lo suyo son los intersticios raros que se producen en las periferias de la ciudad, donde la norma son los descampados, los bloques clónicos de viviendas, las autopistas que se cruzan formando espirales de hormigón.

Joris es un trasunto literario de Fernando Abellanas (Valencia, 1984), diseñador (artífice del estudio Lebrel), a la par que fontanero. En la realidad Abellanas realiza estas acciones de exploración urbana en la periferia de Valencia: aunque podrían pasar por acciones poéticas, obras de arte contemporáneo, derivas situacionistas, Abellanas lo hace por puro impulso.

“Este tipo de acciones es algo que va con mi carácter, me sale de manera natural desde siempre”, explica, “ya de niño me gustaba esconderme por todas partes, sentirme que estaba aislado y protegido. Nunca he dejado de hacerlo”.

En sus exploraciones Abellanas nos descubre esos lugares necesarios para el funcionamiento de la civilización pero que la mayoría de sus beneficiarios no transita, los engranajes olvidados, los circuitos dentro del robot, los pasillos ocultos por donde solo caminan los trabajadores de este hotel que es la vida. “Son lugares a los que no es sencillo acceder, a veces hay que trepar, meterse por agujeros, etc”, explica el explorador, “pero allí vuelvo a tener la sensación de estar metido en un escondrijo, en el centro de todo”.

¿Cómo se convirtió la persona real Fernando en el personaje literario Joris? El primer paso ocurrió cuando Abellanas conoció en una feria de muebles al fotógrafo e incipiente editor Asier Rua. El segundo cuando Rua contactó con el poeta Ignacio Vleming (autor de poemarios como ‘Cartón fósil’ o ‘Clima artificial de primavera’, publicados por La Bella Varsovia).

El tercero cuando Vleming y Rua visitaron a Abellanas en Valencia para que les relatase su historia y les llevara a alguno de su espacios secretos. Y el cuarto paso, cuando Vleming escribió la obra ‘Fisura’, que ha publicado recientemente Ediciones Rua en un curioso formato: el texto llega enrollado e introducido dentro de un fragmento de tubería, también agazapado en su propio escondrijo.

‘Fisura’ es mitad narración y mitad ensayo. Dice Vleming que es una novela de aventuras (lo que el editor en principio solicitó) o un libro de viajes por lugares por los que no se suele viajar, pero también, cabría añadir, un cuento gótico, con sus descensos a las profundidades oscuras, su ‘doppelgänger’ y su final envuelto en misterio.

“Tengo la impresión de que soy incapaz de escribir un texto de un género definido”, confiesa el autor, “esta obra más que una crónica realista es una evocación de lo que Fernando ha hecho: imagino lo que ha visto y lo que ha sentido y hago reflexiones sobre urbanismo, arquitectura o sobre el valor de las imágenes”.

Las aventuras narradas son las que sucedieron en realidad, pero sobre esa base el escritor fabula y, sobre todo, ilustra con abundantes referencias: de Vitrubio a Freud, de ‘Alicia en el País de las Maravillas’ a ‘Cómo ser John Malkovich’, de Petrarca a Google Street View. “Otro pilar del texto es la recuperación de las vivencias de la infancia”, dice el escritor.

“Tanto Fernando como Joris no tienen muy claro qué les lleva a hacer eso que hacen”, explica Vleming, “por eso creo que el proceso de creación del libro ha ayudado a echar luz sobre este asunto y a hacerles comprender cómo las demás personas ven su actividad desde fuera”.

Hay momentos de especial tensión, por ejemplo, cuando el protagonista se introduce por la cloaca de la autopista, esa tubería por la que camina durante horas sin saber dónde encontrará una nueva salida, si es preciso desandar el camino y regresar o la escapatoria se encuentra unos minutos más adelante. Mientras tanto, fuera, va anocheciendo.

Al parecer, este miedo atávico está muy conseguido gracias a la pericia del escritor. La cotidianeidad del explorador no es tan tremenda. “No suelo pasar estos momentos de tensión”, dice Abellanas, “desde fuera puede parecer que lo que hago es peligroso, pero le tengo mucho aprecio a mi vida y nunca corro demasiados riesgos. Además he practicado la escalada deportiva, y cosas como las alturas o los túneles no me afectan demasiado”.

El diseñador (y fontanero) que se introduce en lugares imposibles
El diseñador (y fontanero) que se introduce en lugares imposibles | Fernando Abellanas

Impresiona la visita de Joris a las entretelas de un gran embalse que, como bien describe Vleming, “parece el sumidero de un váter gigantesco dentro del cual podría construirse toda una ciudad”.

Especialmente poético, tanto en la realidad como en la ficción, es el viaje que hace Abellanas a un túnel en construcción que se ha inundado por la subida del nivel freático que trajeron consigo unas lluvias. Para la ocasión el explorador se hace con una barca hinchable y en las fotos se le ve surcando plácidamente este extraño acuífero subterráneo color turquesa rodeado de paredes de hormigón.

Después del proceso de creación de ‘Fisura’, Abellanas fabricó con sus propias manos un espacio que logró cierta repercusión: un estudio colgante debajo de un puente de una autopista (no se puede decir cuál), suspendido a varios metros de altura. Un cubículo habitable pegado al hormigón como una lapa en unos momentos en el que el debate sobre el derecho a la vivienda, al espacio propio, está sobre la mesa.

“Me ha gustado mucho este proyecto literario porque siempre he tenido muy mala memoria y la obsesión de documentar fotográficamente mis acciones: son lugares a los que probablemente no vaya a regresar jamás”, dice Abellanas, “la existencia de ‘Fisura’, aunque no sea una crónica realista al cien por cien, me permitirá mantener muchas cosas en la memoria hasta dentro de muchos años”.

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