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LLEVA ENCERRADO DESDE EL 3 DE SEPTIEMBRE, MÁS DE DIEZ DÍAS

Un educador canino se encierra en una jaula para perros para denunciar el maltrato animal: come en un cuenco y defeca en un cubo

El activista cántabro y educador canino Alfredo Díaz vive desde el pasado 3 de septiembre en dos por dos metros cuadrados. Su objetivo, que cambien las leyes de protección de los animales. Tribus Ocultas ha hablado con él.

-Alfredo Díaz

Alfredo DíazCedida

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La voz de Alfredo suena tomada, casi rota, al otro lado del teléfono. “Discúlpame: es que no paro de hablar: me están llamando muchos medios de comunicación”, cuenta sin ocultar su satisfacción por la repercusión de su acción. No es para menos: en el momento de la conversación se cumplen 11 días desde su encierro en una residencia canina de Alicante. O, como recuerda él, “208 horas”.

Las condiciones de Alfredo son similares a las que tendría cualquier perro en su situación. Come en un cuenco, orina en una botella y defeca en un cubo. Y pese a todo, no pierde ni un ápice de optimismo. “Me encuentro bien. Muy fuerte y muy animado, porque estoy recibiendo muchísimas muestras de apoyo”, asegura.

La de este activista cántabro de 47 años, voluntario en la asociación Rescátame Piélagos y educador canino, es una acción sin precedentes. Al menos, en cuanto a duración. En 2016, el humorista francés Rémi Gallard pasó cuatro días encerrado en una jaula para recaudar fondos para la misma causa. Y lo consiguió: en total, casi 200.000 euros.

Alfredo planeó la acción mucho antes que Gallard, hace siete años. Pero a diferencia del francés él no quiere dinero, sino crear conciencia. “No busco provocar sensacionalismo, sino sensibilidad”, asegura. “Mi objetivo es que se produzca un cambio en la legislación sobre bienestar animal. Y me consta que está surtiendo efecto y ya está llegando a las altas esferas de la política”.

Para Díaz, el actual marco legal de protección de los animales español está “completamente obsoleto”. “En la esfera política existe una pasividad total. Es la propia sociedad la que está cubriendo esas necesidades. Son las protectoras las que se hacen cargo de lo que debería ser una obligación institucional”.

Alfredo compra la situación de los perros en nuestro país con la de países como Alemania u Holanda, donde ha vivido durante casi 16 años. “Sentía que en España no evolucionábamos”, lamenta. “Por eso me fui al extranjero durante tanto tiempo, lejos de mi familia y mis amigos, con el objetivo de volver y poder aportar algo positivo para los animales”.

Esa aportación pasará, una vez concluya su encierro, por poner en marcha un centro de recuperación animal. “Ya he comprado el terreno”, asegura con ilusión. Además, lo acontecido durante todo el tiempo que esté encerrado formará parte de un documental. Mientras tanto, su día a día está siendo narrado prácticamente en directo a través del canal de YouTube.

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