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Elecciones 2023: Un magufo de presidente o alcalde

Becaria se imagina qué ocurriría en las próximas elecciones si ganara un partido magufo. "Si un ejemplar de estos entrase a formar parte de algún gobierno local, regional o de la nación española, podrían pasar cosas maravillosas", asegura Becaria.

Gorro de aluminio

Gorro de aluminioPhoto by Tom Radetzki on Unsplash

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¿Qué pasaría si en las próximas elecciones del 28 de mayo ganara un partido magufo? Visto el percal de la mayoría de nuestros representantes, todo puede pasar. Partiendo de que un magufo es una persona que cree en teorías conspirativas, pseudociencias, profecías apocalípticas, teorías reptilianas sobre personajes famosos o fenómenos paranormales sin evidencia científica, si un ejemplar de estos entrase a formar parte de algún gobierno local, regional o de la nación española, podrían pasar cosas maravillosas, porque ir a peor ya es imposible. ¿Por ejemplo?

Reconocer oficialmente que la Tierra es plana

Un partido magufo promovería con argumentos imaginarios la idea de que la Tierra es plana y buscaría apoyo científico, dentro de sus satélites de amigos acientíficos, para respaldar esta afirmación. A pesar de la abrumadora evidencia en contra de que la Tierra sea plana como una hostia, la sagrada forma del señor Jesucristo, promovería su propia narrativa que sería capaz de llenar La Chocita del Loro de Gran Vía; en 2020, Madrid fue la sede del primer encuentro de terraplanistas en España y congregó a un total de 550 personas. Nothing is impossible.

Creación de una Agencia Extraterrestre Nacional

Este gobierno liderado por conspiranoicos, establecería una agencia gubernamental encargada de investigar y comunicarse con supuestos extraterrestres, rescatando viejos papiros de los años 70 de grandes estudiosos del fenómeno marciano como Jiménez del Oso, Antonio Ribera y J. J. Benitez. Podrían asignar considerables partidas presupuestarias para la investigación de avistamientos de OVNIs, abducciones alienígenas y secuestros con sondas anales en sus naves. El aeropuerto pasaría a llamarse Antônio Vilas-Boas Madrid-Barajas en homenaje a este granjero brasileño, famoso en el gremio por ser una de las primeras personas en dar testimonio de su secuestro alienígena.

Políticas sanitarias basadas en pseudociencias

Estos nuevos líderes considerarían prohibir las populares vacunas con microchips y grafeno patentadas por Bill Gates; frenar tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia; y reinvertir el dinero que suponen al erario público, en promover terapias alternativas como el reiki, las flores de Bach y los saludos al sol con la vagina y el ano, en sustitución de las ecografías y las molestas colonoscopias, para purificar todo el mal entrando en plena conexión con la naturaleza y los rayos UVA. Las farmacias se clausurarían y las medicinas pasarían a venderse en las droguerías y supermercados, como nuestro gran ejemplo los Estados Unidos de América. El ibuprofeno sería sustituido por MMS, el nombre comercial de los chupitos para lavados orales y nasales con lejía frente a las infecciones respiratorias.

Prohibir los medios de comunicación no afines al régimen

¿Esto no se había dado ya? El recién llegado gobierno magufo podría acusar a los medios de comunicación de difundir "noticias falsas" por las informaciones reales de la gestión gubernamental como, por ejemplo, que el hermano de una presidenta de provincias habría comprado a la empresa fantasma de su hermano mascarillas ‘made in China’ por millón y medio de euros sin pestañear. Estos gobiernos de luz alentarían a la población a desconfiar de la información que les llegue. Nada es verdad y todo es mentira.

Negar el cambio climático y apoyar las energías contaminantes

Que un gobierno se dedique a subir en sus perfiles de redes sociales memes de Greta Thunberg, a reírse de las placas solares y de los molinos de viento con chistes de Don Quijote y el Cid Campeador, significaría minimizar la importancia de la transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, pero preferirían seguir dependiendo de combustibles fósiles, como de su dosis de café diario edulcorado con anfetaminas para funcionar. Quizás se plantearían también cambiar su identificador político a una chimenea echando humo en lugar de la obsoleta bandera nacional. ¡Viva España!

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