VAYA LIADA
Escándalo en Rockstar Games: unos hackers podrían haber estado sobornando a los empleado del soporte durante años para conseguir información
Un informe reciente apunta a que cuentas de jugadores en Rockstar Social Club podrían haber sido comprometidas durante años gracias a un posible soborno a empleados del soporte técnico.

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La comunidad de jugadores de Rockstar Games vive momentos de incertidumbre tras conocerse informaciones que apuntan a un posible compromiso interno en el servicio Rockstar Social Club, la plataforma en línea vinculada a títulos como GTA Online o Red Dead Online. Según ha revelado Sportskeeda, un grupo de hackers podría haber estado sobornando a empleados de soporte de la compañía durante años con el objetivo de obtener acceso directo a cuentas de usuario.
El informe indica que, a través de esta práctica, los atacantes habrían conseguido privilegios que les permitían modificar datos, transferir el control de cuentas y, en algunos casos, eliminar progresos o recursos de los jugadores afectados. Aunque por el momento no existen cifras oficiales sobre el alcance del problema, diferentes testimonios recogidos en foros y redes sociales apuntan a que los incidentes se han repetido de forma sostenida en el tiempo.
Además, según fuentes cercanas a la investigación, los sobornos habrían permitido a los ciberdelincuentes manipular directamente los sistemas de asistencia al cliente, algo que pondría en entredicho los protocolos de seguridad internos de Rockstar. La posibilidad de que la propia infraestructura de soporte haya sido utilizada como vía de ataque eleva la preocupación en torno a la compañía, que en los últimos años ya ha sufrido filtraciones relevantes, incluida la del esperado GTA VI.
Por ahora, Rockstar no ha emitido un comunicado oficial sobre estas acusaciones. La ausencia de respuesta alimenta las dudas de la comunidad y abre la puerta a una mayor presión por parte de los jugadores, que reclaman explicaciones y medidas de seguridad reforzadas. La situación subraya la creciente vulnerabilidad de las grandes compañías de videojuegos frente a ataques internos y externos, un riesgo que pone en juego tanto la privacidad de los usuarios como la confianza en la propia marca.
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