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El Juego del Calamar: Qué asco dan los surcoreanos

El Juego del Calamar va de un grupo de gente que tiene que obedecer las normas de un juego o, de lo contrario, son ejecutados. Una alegoría de Corea del Norte. Los surcoreanos están obsesionados con nosotros.

'El juego del calamar'

'El juego del calamar'Netflix

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Es la serie de moda, el fenómeno televisivo de año. Netflix ha asegurado que, de seguir con esta trayectoria, se va a convertir en la serie de mayor éxito. Estoy hablando de El Juego del Calamar, la serie surcoreana que ha vuelto a demostrar que nuestros vecinos del sur están obsesionados con los norcoreanos. El argumento: un grupo de ciudadanos de la Corea mala son seleccionados para participar en un juego en el que tienen que seguir estrictamente unas normas o de lo contrario son ejecutados. ¿De qué trata, entonces? Pues está claro que es una alegoría de Corea del Norte. Los surcoreanos son losers de manual.

En El Juego del Calamar, los jugadores viven en una especie de barracón donde son custodiados por guaridas que van camuflados con máscaras de diferentes figuras geométricas: triángulo, círculo y cuadrado, exactamente los símbolos del mando de la PlayStation. ¿Por qué? Porque la PlayStation es la única creación relevante de la historia de Corea del Sur, y ya está pasada de moda. La gente juega al Fortnite en el móvil. ¿Te cabe una PlayStation 5 en el bolsillo? A mí sí porque uso pantalones slim fit, pero a un occidental con Levis no. Crean una videoconsolita de que funciona y se tiran alardeando 30 años.

La serie de Netflix se ha convertido, a base de plagiarnos, en el segundo gran fenómeno audiovisual que ha tenido últimamente la Corea subdesarrollada. La anterior fue Parásitos, que ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera. ¿Por qué triunfó Parásitos? Porque es una película sincera: trata de una familia de muertos de hambre, que viven en una alcantarilla con puertas y váter, que sólo puede prosperar en la vida a base de parasitar a una familia rica y cuya historia termina en tragedia. Es decir, es una fiel representación de lo que es el capitalismo surcoreano y de la desgracia que supone nacer en Seúl. No sé si El Juego del Calamar alcanzará el hype que alcanzó Parásitos, pero recordad que la idea es mía. Si le dan un Emmy, apuntádmelo.

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