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Por qué en Rumanía se disfrazan de oso en Navidad

Diostuitero nos cuenta todo sobre la extraña tradición navideña en Rumanía de disfrazarse de oso y sus orígenes.

Festival del oso en Onești, Rumania

Festival del oso en Onești, RumaniaFoto de Razvan Cristea en Unsplash

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¿Os acordáis del oso desnucado de la Cabalgata de Cádiz de las pasadas Navidades? Fue el rey indiscutible de los memes porque nadie como él nos representaba mejor.

Este año, el Yuyu, famoso autor de carnaval y locutor de Canal Sur Radio, ha registrado una iniciativa en Change.org para que el simpático personaje vuelva a la Cabalgata de Reyes. Y seguramente lo hará, pero arreglado, porque ha pasado ya por el "osópata" y le han solucionado su problema de cervicales..

Pues bien, resulta que en Rumanía disfrazarse de oso en Navidad es toda una tradición. Durante un día entre Nochebuena y Nochevieja, en muchas localidades se realiza un desfile de personas ataviadas como un plantígrado, con borlas rojas y danzando al ritmo que marcan unos frenéticos tambores.

Los osos han sido considerados a lo largo de muchos siglos como un animal sagrado en este país. Esta es una creencia que proviene de tiempos precristianos, en la que, según indicaba la tradición, si se conseguía hacer bailar a un plantígrado, durante las celebraciones del solsticio de invierno, éste ahuyentaría los malos espíritus.

Con el paso del tiempo, y tras unificarse fiestas paganas con las religiosas, se mantuvo la figura del oso danzante muy arraigada en la cultura y costumbres rumanas y, de hecho, el acto de hacer bailar a un oso amaestrado se convirtió en uno de los números preferidos del público que asistía a los espectáculos ambulantes zíngaros.

Al llegar la Navidad muchas eran las poblaciones rumanas en las que se instalaba un circo ambulante y siendo la sesión de Nochebuena una de la que más público congregaba. Por tradición quedó muy arraigada la creencia de que aquellas personas que acudían y podían ver al oso bailando tendrían buena suerte para el resto del año.

Y así hasta nuestros días, en que en numerosos lugares de Rumanía se producen desfiles de gente disfrazada de oso, danzando, y que muchas veces son invitadas al interior de las casas para auyentar la mala suerte y los malos espíritus de ellas.

Podríamos probar esta Navidad a cambiar los dos leones del Congreso por dos osos, a ver qué tal.

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