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Youtuber de récord

Los retos imposibles de Ibai: 4 millones y diez segundos

El influencer celebra con varios retos y locuras la espectacular cifra de seguidores que ha acumulado en apenas ocho meses de actividad.

-Ibai Llanos, en una imagen promocional de su documental

Ibai Llanos, en una imagen promocional de su documentalDomino's Pizza

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Le queda justo un mes y medio a un año que la mayoría de la población mundial desearía borrar con todas sus fuerzas del calendario. Pero si tuviéramos que señalar a una persona a la que en 2020 le haya sonreído la fortuna, ese es sin ninguna duda Ibai Llanos.

Ya no sabemos si describirle como caster, youtuber, streamer o creador de contenido, pero la mejor definición que se nos viene a la cabeza es la de influencer, en el sentido más puro de la palabra. Solo un influencer de verdad podría convencer a cuatro millones de personas para que le siguieran en YouTube en solo ocho meses, una cifra que muy pocos colegas de profesión han visto en tan poco tiempo.

 

Por comparar, ElRubius tardó varios años en conseguir ese número de seguidores, y en el tiempo que Ibai lleva activo ha acumulado la mitad de seguidores que él. Eso no quita para que sigan siendo buenos amigos, of course...

 

Hay que señalar que Ibai tiene el canal abierto desde 2015, pero en cinco años había subido apenas 15 vídeos. Empezó 2020 con poco más de medio millón de seguidores, y nada más unirse a G2 Esportssu fama en esa plataforma se disparó sin control. Lo de comentar partidas de LoL casi parece algo del pasado: ahora se dedica a influenciar.

Después de un casi obligatorio pase por el tinte de pelo (celebración habitual cuando se mueven los números de espectadores que ahora manejan en la G2 House), Ibai se empeña en recordar que es un tío normal tirando a torpe con retos a la audiencia. El último, saber quién puede superarle en el juego de los diez segundos con nombre, apellido, país, animal, cosa y color. Tampoco era muy difícil...

Prácticamente da igual lo que suba y haga, sus seguidores están ahí hasta el final. Y por muy típico que suene, el vasco ha triunfado con la la pose más difícil: ser natural, y siempre él mismo delante de las cámaras. Para él no hay reto imposible.

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