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San Caralampio, el santo anticoronavirus

San Caralampio es un santo bastante desconocido en la mayor parte del mundo pero que goza de gran veneración en lugares como Chiapas.

Icono de San Caralampio

Icono de San CaralampioWikipedia Dominio Público

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Como lo de las vacunas va lento, hoy os traigo el santo perfecto al que rezar contra la pandemia.

San Caralampio es un santo bastante desconocido en la mayor parte del mundo pero que goza de gran veneración en lugares como Chiapas, donde su divina intercesión salvó al pueblo de Comitán de una epidemia de viruela y cólera en el siglo XIX, y lo mismo hizo en la provincia de Guanocoste, en Costa Rica.

San Caralampio además es el patrón de los borrachos, vaya usted a saber por qué, y es el mártir más anciano de todo el santoral, ya que fue ejecutado a la tierna edad de 113 años, en al año 202 después de mí.

Caralampio fue un obispo de Magnesia, una región de Asia Menor, y según la tradición-leyenda- hagiografía fue arrestado por el procónsul Luciano y el gobernador militar Lucio, por negarse a adorar a los ídolos paganos.

A pesar de su avanzada edad, fue torturado sin piedad. Luciano y Lucio eran muy creativos y le clavaron varios ganchos de hierro y le rascaron toda la piel del cuerpo. Pero Caralampio les decía: "Gracias , mis hermanos, por rascar el viejo cuerpo y renovar mi alma para una vida eterna y nueva."

De acuerdo con la tradición, dos soldados, Porfirius y Baptus, al presenciar la resistencia del santo, se convirtieron al instante, y fueron decapitados allí mismo, al igual que otras tres pobres mujeres.

Como Caralampio no se moría y seguía con el cachondeíto, cuenta la leyenda que el propio Lucio, enfurecido, cogió los instrumentos de tortura y empezó a torturar al santo, pero inmediatamente sus brazos cayeron cortados como por una espada. El gobernador Luciano escupió a la cara del anciano y Caralampio se la giró para atrás como si fuese la cabeza de la Niña del Exorcista. Entonces Lucio y Luciano oraron pidiendo misericordia y el bueno de Caralampio los perdonó y los sanó, y se hicieron cristianos.

Fue llevado entonces ante el mismísimo emperador de Roma, Septimio Severo, para seguir siendo torturado. Condenado a muerte y conducido al lugar de ejecución, Caralampio rezó para que en el lugar de su enterramiento no hubiese nunca hambre ni enfermedad, con lo que fue el primero que estableció una zona libre de Covid. Justo antes de que la espada del verdugo alcanzase su venerable cuello, Caralampio decidió morirse, por lo que ignoramos si ese día el verdugo cobró. Esperemos que sí.

La tradición dice que la hija de Severo, Galina, se convirtió y enterró al santo, aunque hay un problemilla con esto, porque los historiadores dicen que Severo no tuvo descendencia.

El cráneo de Caralampio se encuentra en un lugar muy chulo, el monasterio de San Esteban en Meteora, elevado sobre una roca y declarado Patrimonio de la Humanidad, en Grecia, donde es muy venerado. En algunas islas griegas mezclan varias religiones y sacrifican un toro el día de su fiesta.

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