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Tipos de personas que viven con sus padres

En España la gente se independiza de media a los 29 años y Becaria habla de los tipos de personas que siguen viviendo con sus padres por distintos motivos.

Habitación desordenada

Habitación desordenadaPhoto by Jason Abdilla on Unsplash

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Vivir con los padres cuando eres mayor de edad, has finalizado tus estudios y ya tienes sustento propio, es contra natura. Muchas veces la situación obliga; otras veces la pereza apalanca, hasta el punto de que hay gente con treinta, cuarenta y cincuenta años viviendo con sus progenitores porque es una zángana, se ahorra gastos y que por las venas no le corre sangre, sino horchata.

Vivir en precario

Según Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, en España la gente se independiza a los 29,8 años. Lo más habitual es seguir viviendo con los padres cuando estás trabajando en algún cortijo de mala muerte para un empresario explotador, porque el trabajo precario, cuyo salario apenas está por encima del precio del alquiler en una gran ciudad, imposibilita la independencia. Pero, a veces, a ello también se le suma la comodidad, la pereza, que doña madre siga poniendo un plato de comida en la mesa y que a ningún padre ni madre se le ocurre cobrar un alquiler a sus polluelos, por vejestorios que sean. Aunque la mayor peste social es el trabajo infame y la especulación inmobiliaria, que imposibilitan el equilibrio necesario para la vida.

Vuelta a casa temporal por ruptura

Muy típica es la vuelta a casa con lo puesto y con otras cuatro maletas porque has roto con tu pareja y no tienes dónde caerte muerto. Es la vuelta a casa más comprensiva, y ya es una suerte que ahí sigan tus viejos para abrir la puerta de tu antiguo catre para que reposes tus sentimientos, fracasos y empapes la almohada con el lagrimeo. Esta vuelta al nido no suele durar mucho si al llorón o llorona de vuelta a la soltería no le entra la incapacidad social de quienes no prefieren vivir a gastos pagados y con los garbanzos en la mesa. A los psicólogos les gusta esto.

Con cuarenta años en casa de mamá

Cuando la decisión de seguir viviendo con los padres es propia y no por cuidarlos porque estén enfermos o sean dependientes, socialmente das imagen de inútil y con cierta incapacidad para la vida autónoma y lo que implica pagarte tus recibos, más allá del gasto económico. Siempre tienes la oreja de tus padres puesta, saben cuándo sales y cuándo entras, siguen controlando cómo son tus calzoncillos o tus tangas, apuntan en su calendario si el viernes follas y creen que aún eres menor de edad aunque peines canas o tengas más patas de gallo que un tertuliano de Ana Rosa. No te realizas como persona, pero lo compensas ahorrando y alardeando de tu socialización incompleta.

Cincuentones con padres pudientes

Hace unos días salía una noticia en un diario regional que venía a decir: "María tiene 50 años y vive con sus padres". Era un ejemplo de todas las categorías comentadas, con la diferencia de tener un mejor sueldo, sumando que los señores no daban pinta de vivir en un piso de sesenta metros, sino en un casoplón donde la cincuentona de vuelta al hogar se preparó su microcosmos paralelo a gastos pagados y con la única responsabilidad de hacer las lavadoras "porque ya mamá hace el resto", y hasta le cuidan la perrita. Su felpudo debe de ser: "Hotel Mamá, TODO INCLUIDO", y ya se le junta la emancipación con la extremaunción.

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