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LOS ACTIVISTAS ANTITAURINOS PREPARAN UNA GRAN MANIFESTACIÓN EN MAYO

“Los toros tienen los días contados”: Así viven los antitaurinos el inicio de la temporada

Llega la primavera. Y con ella, una nueva temporada de toros en las plazas de buena parte de España. Hablamos con activistas antitaurinos que preparan una nueva oleada de protestas ante el que, esperan, sea uno de los últimos años con corridas de toros.

-Espectáculo taurino

Espectáculo taurinoAgencias

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En 2016, una encuesta realizada por la organización World Animal Protection aseguró que el 84% de los jóvenes españoles se siente “avergonzado” de vivir en un país con toros. Quizá por ello son cada vez más los que creen que la tauromaquia es algo propio de otra época. Una actividad que está, hoy más que nunca, herida de muerte.

De un tiempo a esta parte, los antitaurinos se han convertido en parte habitual de la llamada “fiesta nacional”. Saltan al ruedo en plena corrida, organizan manifestaciones masivas, protestan a las puertas de las plazas o recaban firmas para acabar con la tauromaquia.

Aunque por el momento lo hacen en vano, algunos pasos parecen dar la razón a quienes vaticinan la agonía de la tauromaquia. Desde la retirada de subvenciones hasta la prohibición en determinadas ciudades o comunidades autónomas, pasando por las recomendaciones del Comité de la Infancia de la ONU de mantener a los niños alejados de la “violencia implícita” de la tauromaquia. Iniciativas que parecían impensables hace tan sólo unos pocos años.

El gran salto

Sandro fue una de las primeras personas que realizó un salto al ruedo para “denunciar la crueldad” de los festejos taurinos. “Fue el 4 de mayo de 2008”, recuerda. “Seis activistas sin nombre ni apellidos saltamos a la plaza de toros de Las Ventas para exigir la abolición de la tauromaquia. Y a mí me gusta recordarlo así: ponerle nombres y apellidos le resta fuerza a una acción que se propone transmitir una idea”.

Hasta aquel momento, la lucha antitaurina se había desarrollado de otras maneras. “Había mucha gente trabajando muy seriamente y a diferentes niveles para conseguir la abolición, pero en el imaginario colectivo estaba instalada la idea del antitaurino serio y distante, como Manuel Vicent o, como me comentó una amiga, "esas señoras histéricas que van a gritar en la televisión”, cuenta.

“A partir de aquella acción de la Fundación Equanimal y de las siguientes de Igualdad Animal, el debate se hizo cotidiano y constante. Meses después tuvo lugar un evento en el Parlamento Europeo y se comenzó a gestar 'Barcelona Mata', que posteriormente cambió su nombre por Plataforma PROU, y que fue la impulsora de la Iniciativa Legislativa Popular que en 2010 logró la abolición de las corridas en Cataluña, efectiva a partir del 1 de enero de 2012”, recuerda Sandro.

A lo largo de esta década, las cosas han cambiado. Muchas de ellas, en opinión de Sandro, “llevarán tarde o temprano a la desaparición de la tauromaquia. Pero otras van a prolongar su agonía. Por un lado, la gente está perdiendo el miedo o la timidez de declararse antitaurino. Por el otro, el mundo taurino, consciente de su decadencia, está haciendo todo lo posible para no desaparecer. Y lo que ha estado ocurriendo es lo mismo que ocurre con frecuencia en otros ámbitos: cada avance, cada éxito, cada acción de un sector provoca de igual manera una reacción más o menos enérgica del adversario”.

Miedo y asco en Las Ventas

Como Sandro, aunque más recientemente, Claudia también ha saltado al ruedo en Las Ventas, y participa habitualmente en actos diversos en defensa de los derechos de los animales. Estos días, con el inicio de la temporada taurina, asegura sentir tristeza e impotencia. “Saber que todavía seguirán haciendo daño e hiriendo hasta la muerte a esos pobres toros es desgarrador”, cuenta con rabia.

“¿Que si siento miedo al saltar a un ruedo? Yo lo vivo más como una oportunidad de ayudar a esos seres tan desprotegidos. En ese momento, más que miedo, sientes alegría por participar en algo en lo que crees. Es mi manera de aportar algo en contra de esa salvajada”.

Y es que, como Claudia, todos los activistas que saltan al ruedo saben a lo que se exponen: en el mejor de los casos, una lluvia de insultos y objetos por parte de los aficionados o una cuantiosa multa. En el peor, agresiones físicas como la que sufrió hace un años Óscar del Castillo, fundador de la organización antitaurina Gladiadores por la Paz, cuando recibió más de 20 puñetazos a manos de un guardia civil tras irrumpir en plena corrida en el municipio madrileño de Valdemorillo.

“Siempre se pasa miedo”, reconoce Óscar. “De lo contrario seríamos imprudentes y temerarios. Porque hemos sido agredidos en varias ocasiones: dientes rotos, brazos rotos, costillas rotas... Otras hemos acabado entre rejas o con multones. Pero no es el miedo a todo eso lo que más me preocupa, sino el de meter la pata en algo. Tenemos mucha responsabilidad y estas acciones hay que medirlas al milímetro para asegurarnos de que el mensaje se transmitirá correctamente. Entre crear simpatía y crear rechazo hay una línea muy fina: es nuestro deber hacer las cosas bien por ellos, por los que no saldrán del ruedo con vida”.

La cuenta atrás

Kontxi, de 58 años, es otra veterana del movimiento, del que forma parte desde hace otros 22. Tiene, pues, una amplia perspectiva de la evolución del activismo antitaurino. “La tauromaquia está en la cuenta atrás, y eso es motivador”, asegura. “En los últimos diez años las corridas han caído un 60%, y detrás van a ir todos los festejos de los pueblos. Cada vez va a ser más difícil que las instituciones públicas sigan manteniendo las subvenciones, y se multiplican los concejales que se oponen abiertamente a esta práctica”.

Al mismo tiempo, los antitaurinos evitan caer en el triunfalismo. “Hay quien cree que esta lucha está ganada: se equivocan”, asevera Kontxi. “Hay que seguir peleando, porque sólo este año va a acabar con miles de vidas. Hay que ponerse en la piel de cada toro. Necesitamos que más y más gente vaya a las manifestaciones antitaurinas, en las ciudades y en los pueblos. El rechazo social tiene que ser mucho más amplio”.

Óscar se muestra en la misma línea: “Espero que, como el año pasado, consigamos una gran campaña antes de la manifestación, que tendrá lugar el 27 de mayo, y en la que volveremos a trasladar un mensaje claro: ‘Tauromaquia es violencia’. Queremos que aumente el número de asistentes y ser más visibles ante la sociedad, hacer que se posicionen, presionar a los políticos y demostrar al mundo taurino que un mensaje de amor será lo que acabe con su cruel tradición”.

Sandro avisa: acabar con los toros no será tarea sencilla: “Los taurinos también han tratado de actualizarse. No tanto en los festejos, que siguen siendo igual de crueles, pero sí en cuanto a comunicación y en tratar de disfrazar la lidia para obtener aceptación o por lo menos tolerancia por parte del sector indiferente de la población”, apunta. “Tratan de preparar a los toreros para que luzcan cultos y refinados, y promocionan la fiesta utilizando las mas modernas técnicas de marketing. Para ello han invertido mucho y muy bien en profesionales”.

“Los grandes toreros y ganaderos no están dispuestos a perder sus privilegios como terratenientes que son”, opina Kontxi. “Y los aficionados están acostumbrados a que nunca nadie ponga en cuestión lo que hacen: no hay más que ver la chulería que destilan y los insultos que nos dedican cada vez que nos ven, especialmente a las mujeres”.

Óscar denuncia, a su vez, las estrategias del mundo del toro para perpetuar la tradición. “Cada vez regalan más entradas para rellenar huecos, y no paran de hacer campañas de lavado de imagen desastrosas y ridículas”, opina.

“Crean fundaciones como la del toro de lidia para darse golpes en el pecho diciendo "Eh que aquí estamos resistiendo". Y eso es lo que hacen: resistir como pueden el poco tiempo que les queda. Pero cada vez que escuchan la palabra abolición es fácil ver cómo se descomponen. La victoria será nuestra. Bueno, corrijo: será de los animales”, vaticina.

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