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¿Te cuesta mirar a los ojos mientras entablas una conversación? Estos podrían ser los motivos

Aunque favorezca la escucha activa, lo cierto es que existen muchas razones por las que mucha gente no puede mantener la mirada al conversar.

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Mirar a alguien a los ojos durante un diálogo es algo esencial ya que aumenta el nivel de interactividad entre los protagonistas de la conversación. Enseguida se nota cuando alguien está esquivando la mirada de su interlocutor, y en estos casos se asume que mantener el contacto visual con alguien le resulta incómodo, ya sea por timidez o porque en ese momento oculta algo. Es cierto que las personas muy tímidas o con fobia social pueden llegar a tener muchas dificultades para mirar a los ojos a un desconocido . Sin embargo, hay gran número de personas incapaces de mantener la mirada a cualquier persona de su confianza. Pero, ¿Por qué motivos?

Una persona insegura, ya sea por timidez o falta de confianza en sí mismo, puede sentirse incómoda al mirar a los ojos. Aquellos que no tienen mucha práctica en conversar o tienden a preferir no ser el centro de atención, esta situación resulta muy vergonzosa y embarazosa, siendo la única forma de solventarla evitando el contacto directo con la mirada. Otro motivo por el que podemos evitar el contacto visual directo mientras hablamos, podría tener relación con un trastorno de fobia social. Las investigaciones han demostrado que las personas diagnosticadas con trastorno de ansiedad social, tienen un miedo significativo a mirar a los ojos mientras hablan.

A su vez, ser hiperactivo también puede ser otra de las razones por las que nos podría costar mucho mantener la mirada en una conversación. Se trata de una condición que se manifiesta de múltiples maneras, y una de ellas podría ser evitar el contacto visual. Los complejos y la falta de autoestima, pueden llevarnos a mirar hacia otro lado cuando hablamos con otra persona. Aunque también es probable que este hábito no tenga nada que ver con ninguna de las razones mencionadas, ya que al entablar una conversación, el hecho de centrarnos en nuestras ideas y pensamientos al hablar puede hacer que desvirtuemos la mirada.

En un estudio realizado en la Universidad de Tokio, se reclutó a una serie de personas voluntarias y se les propuso realizar una tarea de asociación de palabras. Lo curioso era que al realizar esta tarea mirando fijamente a los ojos de una persona cuya fotografía era proyectada ante ellos, su rendimiento caía significativamente, a pesar de no conocer a estas personas de nada ni tener que interactuar con ellas más allá de mantener la vista fija.

Esta investigación podría ser un indicio de que el simple hecho de mirar a alguien a los ojos es, en sí misma, una actividad que requiere que una buena parte de nuestro cerebro se concentre en ella. Podríamos estar predispuestos a usar muchos de los recursos de nuestro sistema nervioso para procesar la información de la cara del otro, y hay momentos en los que hacer eso nos vuelve incapaces de hacer otras cosas; mantener una conversación complicada o basada en la reflexión, por ejemplo.

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