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Preservativo femenino, el gran olvidado

Existe un método anticonceptivo para las personas con vagina pero no ha tenido el éxito que sus creadores esperaban.

-Diferentes métodos anticonceptivos

Diferentes métodos anticonceptivos Reproductive Health Supplies Coalition en Unsplash

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El preservativo suele ser el método anticonceptivo más conocido y, por lo tanto, el más usado pero ¿sabías que las chicas también lo podemos usar?

Existen muchos métodos anticonceptivos aunque, como decimos, los condones suelen ser los más utilizados y accesibles: los venden tanto en supermercados como farmacias, su precio ronda aproximadamente los diez euros y son de fácil colocación frente a otros como el diafragma o el Dispositivo Intrauterino, que requiere una intervención quirúrgica.

Además, los preservativos son los únicos que previenen al mismo tiempo los embarazos no deseados y las Enfermedades de Transmisión Sexual y las infecciones.

El preservativo previene los embarazos y las ETS
El preservativo previene los embarazos y las ETS | Dainis Graveris en Pexels

Los condones suelen estar asociados a las personas con pene, mientras que las pastillas anticonceptivas se relacionan con las mujeres, ya que controlan los ovarios y el útero a través de un tratamiento hormonal.

Sin embargo, también existen los preservativos femeninos. Estos se inventaron entre finales de los años 80 y principios de los 90 por Erik Gregersen, un médico danés, y su mujer, Bente Gregersen. A día de hoy siguen siendo los grandes olvidados.

A pesar de que podrían suponer una mayor autonomía de la mujer (en el mundo de la prostitución ya que puede colocarse hasta ocho horas antes del encuentro sexual, en países africanos donde está muy extendido el SIDA y frente a las excusas de ‘es que me aprieta’ o ‘es que no siento lo mismo) y de que protegen los mismo que los masculinos, estos no han triunfado.

El preservativo femenino consta de dos anillos
El preservativo femenino consta de dos anillos | Reproductive Health Supplies Coalition en Unsplash

Su gran talón de Aquiles sigue siendo su colocación, que puede resultar molesta y dificultosa frente a la rapidez que ofrecen los condones masculinos.

El preservativo femenino consiste en una especie de bolsa con dos anillos en los extremos: uno más pequeño, que debe introducirse en la vagina y uno más ancho que queda fuera y recubre parte de la vulva. A lo largo de todos estos años se han ido presentando diferentes diseños pero no han tenido éxito.

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