RÍO BABEL 2025
Estopa demuestran por qué son una de las mejores bandas españolas de todos los tiempos en Río Babel
La octava edición del Festival madrileño Río Babel ha cerrado con un éxito arrollador, reuniendo a más de 50.000 asistentes durante dos jornadas que transformaron el Auditorio Miguel Ríos tras una segunda jornada triunfal con unos Estopa en estado de gracia.

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La segunda jornada del festival madrileño Río Babel fue, sin duda, la más agradable gracias a una ligera bajada de las temperaturas, lo que hizo que la música se disfrutara aún más, especialmente durante el monumental concierto de Estopa, que son —sin exagerar— una de las mejores bandas que ha dado este país.
Los hermanos Muñoz son un verdadero tesoro nacional que hay que proteger a toda costa. Por un lado, no se me ocurre ninguna banda o artista de los últimos 25 años —¿quizás Amaral?— tan exitosa como Estopa, cuya música represente tan bien a España. Y por otro, son dos personas encantadoras, humildes, de clase obrera, que tanto en entrevistas como en redes sociales siempre hacen declaraciones acertadas y se posicionan del lado correcto de las causas importantes. Ayer, por raro que parezca, era la primera vez que los veía en directo, tras 25 años de haber estado rodeado de su música. Y lo disfruté como un enano.
La jornada empezó para mí poco antes de las siete de la tarde, justo cuando entrábamos al recinto mientras Sanguijuelas del Guadiana terminaban su concierto. Llegamos a tiempo para ver entero el de los uruguayos No Te Va Gustar, una banda legendaria del rock rioplatense, aunque poco conocida en España, a la que descubrí por sus colaboraciones con artistas como Leiva, Jorge Drexler o Julieta Venegas.
Ofrecieron un concierto maravilloso de una hora, en el que su mezcla de rock, reggae y ska brilló con fuerza. Tocaron algunos de sus temas más animados, como A las nueve, No te imaginas o Tan lejos. Después, me encontré con el cantante entre el público del concierto de Bebe, charlamos un rato y le insistí en que tenían que volver pronto a Madrid para poder disfrutar de un concierto completo donde no falten mis favoritas.
Después dividimos nuestro tiempo entre Yerai Cortés, cuyo espectáculo emociona y pone los pelos de punta —aunque claramente está más pensado para un teatro que para un festival— y Bebe, a cuyo concierto llegamos justo cuando interpretaba su icónico Malo. Su inconfundible voz rasgada, combinada con una propuesta sonora que fusiona flamenco-pop con toques electrónicos contemporáneos, emocionó a un público entregado, que coreó sin dudar todos los temazos de aquel inolvidable Pafuera telarañas.
El formato de doble escenario principal fue una bendición: sin movernos del sitio, bastaba con girarse para estar listos para otra dosis de nostalgia, esta vez a cargo de los británicos Madness. El legendario grupo de ska ofreció un concierto bailable y fantástico, repasando los grandes éxitos de su carrera. Arrancaron y cerraron con dos versiones de Prince Buster, One Step Beyond y Madness. Especialmente animado fue el final del show, cuando encadenaron House Of Fun, Baggy Trousers, Our House y It Must Be Love.

Y entonces llegó el momento principal de la jornada —y quizá de todo el festival—: Estopa. Auténticos iconos de la rumba urbana, se adueñaron del escenario entre ovaciones. El dúo catalán encendió el Auditorio Miguel Ríos con una sucesión de himnos que forman parte del imaginario colectivo, comenzando con Tu calorro. La lista de éxitos fue abrumadora: Cacho a cacho, Vacaciones, La raja de tu falda o El del medio de los Chichos fueron coreadas por un público entregado. Y qué decir del tramo final, cuando enlazaron Partiendo la pana, Pastillas de freno, Fuente de energía, Me falta el aliento y Paseo, esta última la más festivalera de todas
El cierre fue por todo lo alto con Vino tinto, Me quedaré y Como Camarón. Un concierto redondo, con los hermanos Muñoz respaldados por una banda perfecta y una mezcla sonora que transita con soltura entre el pop, el rock, la rumba y el flamenco, con Chonchi Heredia brillando en los coros.
Uno de esos conciertos —me pasó lo mismo con Amaral— que te hacen darte cuenta de lo inmensa que es la carrera de Estopa, y de que te sabes muchas más canciones suyas de las que pensabas.
Antes del cierre, fue el turno de Alamedadosoulna y su dosis ska, reggae y funk que transformaron el recinto en una auténtica fiesta. Con sus característicos atuendos rosas, una sección de vientos imparable y una energía contagiosa, la banda madrileña ofreció un directo explosivo, vital y lleno de humor.
Como broche final, los uruguayos Swing Original Monks despidieron la octava edición de Río Babel con una actuación que fue puro desenfreno y celebración. Fusionando merengue, cumbia, rock, dembow y conciencia social, el grupo ofreció una puesta en escena colorida, teatral y festiva, repleta de máscaras, ritmos vibrantes y mensajes con raíz local.
Con más de 50.000 asistentes a lo largo de dos intensas jornadas, Río Babel 2025 reafirma su posición como uno de los festivales más diversos y emocionantes del panorama nacional. Mientras muchos solo vienen una noche concreta para ver a C. Tangana, a Estopa, a Dani Martín o a Bad Bunny, yo prefiero disfrutarlo entero y empaparme de esa mezcla de estilos y de los puentes culturales que tiende entre América y España.
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