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Lo que tus padres te ocultaron del sexo

Becaria escribe sobre algunas de las parafilias más comunes y algunas de las más raras que existen.

Zapatos con tacón rojos

Zapatos con tacón rojosPixabay

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Es posible que tus padres te contaran para qué sirve un condón, su utilidad frente al contagio de enfermedades de transmisión sexual y al embarazo, y poco más. O ni eso, muchos progenitores han vivido y siguen viviendo en la era de las cavernas. Lo cierto es que a muchos les da vergüenza hablar de sexo con sus polluelos en edad de procrear, o simplemente consideran que es un tema que forma parte de su investigación y aprendizaje personal. En el menos malo de los casos, depositan la fe en alguna charla en el colegio, si con un poco de suerte no es de curas o monjas, que algunos de esos prefieren ponerlo en práctica por su cuenta más que enseñarlo.

Hay muchas cosas que se pueden contar antes de sumergirse en el mundo del sexo, más allá de la necesaria y aburrida clase del condón, pero el mundo necesita madres y padres sin pelos en la lengua; la cruda realidad está ahí fuera.

Que un tipo quiera lamerte los pies o los sobacos

No sería mala idea que a tu madre o a tu padre se le ocurriese contarte lo que se cuece en la calle y en los bajos fondos sexuales: que hay tíos a los que les mola chuparte el gordo de un pie o una axila mientras están follando, y que algunos son incapaces de correrse si no lo hacen. Unos avisan, otros no. Al deseo sexual por lamer sobacos o incluso golpear el pene como si fuese otro orificio corporal más, se le conoce como axilofilia. A la pasión por acariciar, tocar y lamer pies, podofilia, y más vulgarmente, a sus aficionados se les llama fetipies.

Lamer tacones

Otra variante de la podofilia es el gusto por lamer tacones, sandalias, botas. Si ves que tu último match de Tinder en la corta distancia se detiene mucho para descalzarte y acerca el morro a la suela, sospecha. Dentro de los gourmets de los pies, están también los que se excitan con el calzado plano, cada fetipies es un mundo y a veces son considerados como unos pirados, pero abundan. Aunque, ¿acaso quién hay que sea "normal", le guste lamer pies, sobacos o cualquier otro recoveco apartado?

Asfixia erótica

Es posible que a tu padre le guste la asfixia erótica y por eso nunca se haya atrevido a hablarte de ella. Si esa cita a ciegas de Facebook o de un karaoke a las cinco de la madrugada te aparece con una bolsa de plástico para ponérsela en la cabeza o te pide que lo agarres del cuello cuando está a punto de correrse, acuérdate del actor David Carradine y su pasión por la hipoxifilia. La privación de oxígeno con el fin de intensificar el orgasmo, puede traer funestas consecuencias.

El placer tullido

Si te falta algún miembro, llevas un brazo biónico, padeces cojera, usas bastón, cabestrillo, muleta o tacatá, ten presente la acrotomofilia, parafilia de personas que se excitan con las discapacidades físicas o amputaciones. Y otra parafilia relacionada es el cat fetish, el fetiche sexual por los yesos o escayolas. Todo una ventaja, dicho sea de paso.

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