NO HAY MONEY

¿Es el botellón la única opción de ocio nocturno para los jóvenes? Un debate viral en Twitter

Las quejas de un grupo de hosteleros con los botellones de Halloween han provocado una acalorada discusión entre quienes empatizan con los profesionales y quienes entienden las razones que llevan a los jóvenes a recurrir a estas opciones de ocio nocturno.

Botellón

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Es de sobra conocido que vivimos en una época muy complicada para que los jóvenes se independicen económicamente. Los ingresos reducidos (si es que existen) y los elevados costes de prácticamente todos los productos y servicios hacen que muchos de ellos recurran a opciones que no son las más legítimas o sanas, pero que sí son compatibles con su escasez económica. Entre ellas, está el botellón, que se ha convertido en una opción cada vez más popular para los jóvenes que quieren disfrutar del ocio nocturno sin vaciar sus bolsillos. Pero esta actividad tiene muchas consecuencias negativas, y entre las más graves está la precariedad del sector hostelero, que en los próximos meses se enfrentará a infinidad de cierres por todo el país. ¿Cuál es la solución a este problema?

En primer lugar, es evidente que el botellón es una actividad ilegal, ya que no está permitido consumir bebidas alcohólicas en la vía pública, a no ser que se haga en el recinto de un local con licencia. Aunque las autoridades intervienen estos botellones de vez en cuando, lo cierto es que la mayoría de las veces no se controlan estas reuniones, porque supondría identificar a cientos de jóvenes que, por lo general, no provocan problemas, más allá de la suciedad que dejan tras de sí y algún que otro alboroto. Así, se convierte en una opción muy cómoda para la mayoría, sobre todo en fechas muy señaladas en las que se sabe que la policía no hará ninguna intervención, como pueden ser Halloween o Nochevieja.

Tras las quejas de los hosteleros al respecto, que son perfectamente comprensibles, muchos jóvenes han respondido que no pueden permitirse acceder a las opciones de ocio nocturno legales, ya que las consumiciones suelen tener precios bastante elevados, en comparación al coste que tendrían cuando se compran en el supermercado. Es probable que la mayoría de ellos prefieran estar en un local a cubierto y con música adecuada, antes que pasando frío en la calle, pero con los precios actuales de las bebidas, resulta inviable. El control de los precios para evitar abusos y la mejora de los servicios serían, sin duda, dos formas de fomentar que los jóvenes (al menos los más pudientes) se animen a visitar más los locales de copas, que tan necesitados de ingresos estarán durante los próximos meses.

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