NORCOREANO

De cañas en Moscú

A Kim Jong-un le han criticado por llevarse la limusina en tren a Moscú: "Esta gente se cree que el tren blindado te deja en la puerta del Kremlin". La crónica del encuentro entre Kim Jong-un y Putin.

Kim Jong-un y Putin

Kim Jong-un y PutinGetty

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Llevaba sin salir de Corea del Norte desde 2029, desde antes de la pandemia, porque ya a estas alturas da pereza. Que si las maletas, los chiquillos, el perro que alguien lo tiene que sacar…Pero esta ocasión lo merecía: el primer encuentro del G-2, los dos países más avanzados del mundo: Corea del Norte y Rusia. Aunque yo prefiero llamarlo 'El Eje del Bien'.

Sabía que iba a generar expectación, pero nada más llegar las primeras críticas. Dije "Voy a llevarme la limusina en tren que si la llevo en avión me la lía Greta Thunberg". Pues los medios occidentales a toda página titulando que vaya vergüenza lo de la limusina en el tren. Pienso "Señores, a ver si leemos un poco que el tren blindado te deja en la Estación de Moscú, pero luego hay que ir desde allí hasta el Kremlin".

Putin es un tío que no cabe bien de primeras pero luego es un trozo de pan que no ha roto un plato en su vida. Hay que saber llevarlo. Lo primero que te pone siempre es un chupito para brindar, que hay que tener huevos para beberse un chupito de Putin, aunque seas aliado. La gastroenteritis te la llevas fijo aunque sea para marcar territorio. Luego ya directos a la mesa: comida y sobremesa larga que es cuando hablamos de negocios y geopolítica. Sacamos el tema de Rubiales y todo lo que se ha liado y ya saqué el tema de Ucrania.

-¿Cómo vais con los malos?

-Ni para adelante ni para atrás.

-Lo que te dije por teléfono: tengo dos intercontinentales que me están cogiendo polvo, 56 kilotones cada uno. Tú me das la orden, me mandas un WhatsApp con las coordenadas y te los pongo en Kiev en 20 minutos. Y a precio de amigo. Que si quieres financiamos como la otra vez al 3,25% y 48 meses.

No cerramos el acuerdo pero, la oferta está ahí. Luego ya salimos a las fotos, te sientan en unos sillones y parece que hablamos pero no hablamos, que yo no sé ni ruso. Y ahí acabó la cumbre del G-2, que al final es una excusa para un tapeo entre amigos.

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