Barcelona
El Primavera Sound de las supernenas reúne a casi 300.000 asistentes en una edición récord
El 23 Primavera Sound de Barcelona, que se celebró desde el lunes 2 hasta el domingo 9 de junio, ha reunido a un total 293.000 asistentes en una edición "histórica y de récord" gracias al tirón de Charli xcx, Sabrina Carpenter y Chappell Roan como cabezas de cartel.

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La vigésimo tercera edición del Primavera Sound ha batido todos los récords: 293.000 asistentes, un impacto económico estimado de 300 millones de euros para la ciudad de Barcelona,100 millones más que el año anterior, y público proveniente de 136 países, con un 65% de asistencia internacional.
Durante una rueda de prensa este sábado, el codirector del festival, Alfonso Lanza, y la jefa de relaciones internacionales, Marta Pallarès, destacaron que esta edición ha sido “histórica” y “de récord”, gracias, en gran parte, al liderazgo en el cartel de tres grandes artistas femeninas: Sabrina Carpenter, Charli XCX y Chappell Roan.
"En el festival pasan cosas porque hacemos que pasen cosas", subrayó Pallarès, quien junto a Lanza definió al Primavera como "el epicentro mundial de la música".
Alrededor de 71.000 personas pasaron cada día por los quince escenarios del Parc del Fòrum durante las tres jornadas principales, en un año sin el habitual descenso de asistencia del jueves. Además, la sesión gratuita del miércoles, con acceso mediante registro previo, reunió a 30.000 personas, la misma cifra que se espera para la clausura electrónica. Entre los países con mayor presencia internacional destacaron Estados Unidos, Reino Unido e Italia.
El Primavera de las Supernenas
Medios, organización y público lo han bautizado como el Primavera Sound de las Supernenas, y no es para menos. Tres de las mayores divas del pop actual encabezaron cada jornada del cartel, dejando claro que el poder femenino ha conquistado el festival.
El jueves, Charli XCX abrió la fiesta esta vez como cabeza de cartel, acompañada por Troye Sivan. A la 1:15 de la madrugada, ambos subieron al escenario principal para presentar BRAT, el álbum que definió el verano de 2024. El espectáculo giró en torno a temas como 365, Von Dutch, Sympathy is a Knife y Girl, So Confusing, envueltos en una atmósfera de hedonismo y energía nocturna.
Con este show, Charli cerró un ciclo que había comenzado en su doble actuación del año pasado, justo antes de que BRAT se convirtiera en la banda sonora de fiestas en todo el mundo.
El viernes fue el turno de Sabrina Carpenter, quien sorprendió al público estrenando en directo Manchild, un tema recién publicado en redes. Durante una hora y diez minutos, la cantante desgranó los éxitos de sus cuatro álbumes, especialmente los de Short n’ Sweet, como Taste, Coincidence o Please, Please, Please, que versionó con un guiño a su ídolo, Dolly Parton.
El público del viernes fue una marea de "mini Sabrinas": adolescentes con tops brillantes, faldas de lentejuelas, labios con gloss y pelucas rubias. Algunas llegaron desde la apertura de puertas a las 17 h para correr los 1,12 kilómetros hasta el escenario donde su ídola actuaría a medianoche. Muchas eran menores acompañadas por padres pacientes que hacían fila para obtener el permiso especial de entrada.
El sábado fue el turno de Chappell Roan, quien se ha convertido en símbolo del pop queer estadounidense. Originaria del conservador Midwest, esta artista orgullosamente lesbiana y drag queen ofreció un vibrante espectáculo de una hora y veinte minutos, acompañada por una banda exclusivamente femenina.
Horas antes del show, pidió a sus seguidores en Instagram: "Llevad algo rosa esta noche en el Primavera para que os identifiquen". Su estética drag se impuso entre el público: pestañas postizas, sombras azules, corsés, pelucas de colores y lentejuelas por doquier.
Su concierto fue una montaña rusa emocional, culminando con Pink Pony Club, el tema que presentó en los Grammy y que se ha convertido en himno generacional. También cantó My Kink is Karma, una crítica feroz a las relaciones sin responsabilidad afectiva.
La noche del sábado será recordada como la más colorida del festival, una auténtica celebración queer y emocional al ritmo de sintetizadores, reivindicación y libertad.
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