PIÉNSATELO BIEN
Riesgos de practicar sexo en la playa: por qué no es tan bonito como parece
Practicar sexo en la playa es algo que está muy idealizado en la cultura pop, y son muchos los que sienten curiosidad por ponerlo en práctica. Aquí van unas cuantas razones sobre por qué deberías pensártelo dos veces antes de probarlo.

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Arena, tu peor enemiga
¿Sabes ese momento en el que estás tomando el sol en la playa, te levantas para pasear o darte un bañito y notas los granos de arena rozando tu piel y generándote una irritación del quince? Pues piensa lo terrible que sería eso si les ocurriese a tus genitales. Añade a la fórmula el hecho de que el sexo supone fricción, y probablemente acabéis los dos totalmente doloridos y con arena en lugares que nunca han visto la luz del sol.
Hace más frío de lo que crees
En la playa se está genial durante el día, pero las bajas temperaturas de la noche y la humedad hacen que la sensación sea, en muchas ocasiones, de cierto fresco. Vigila que no acabéis acatarrados por quitaros la ropa en una noche de poquito calor.
La temida cistitis
Playa significa humedad, y humedad significa riesgo de cistitis. Si vas en bañador, ni tan mal, porque están diseñados para secarse rápido. Pero si el plan de sexo en la playa ha sido una cosa improvisada y llevas bragas de algodón, prepárate para tener una infección como una casa. Para prevenir, intenta colocar una manta entre vosotros y la arena.
Escándalo
Anécdota real (no me paso a mí, le pasó a… un amigo): un chico y una chica estaban teniendo sexo en una playa apartada cuando, de pronto, una lancha con una enorme luz empezó a acercarse hacia ellos. No reaccionaron hasta que tuvieron la brillante luz enfocándolos directamente. Resultó ser una lancha de la policía que estaba vigilando que no entrasen cargamentos de droga por la playa. Tuvieron que subirse los pantalones a toda prisa y salir corriendo.
Puede que eso de tener sexo en un lugar público os resulte estimulante, pero tened cuidado con el lugar que elegís para hacerlo. Os sorprendería descubrir la cantidad de personas que se llevan una buena multa por rendirse a sus deseos más primitivos en una playa cualquiera.
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