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Un chico cuenta como tres jovenes le persiguieron en el metro de Madrid: "Ese, que tiene pinta de maricón"

El tuitero @Onopordum ha contado en un hilo la terrorífica situación a la que se enfrentó en el metro de Madrid cuando tres jóvenes le persiguieron y acosaron mientras cuchicheaban: "Ese, que tiene pinta de maricón".

Metro de Madrid

Metro de MadridiStock

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Lamentablemente la homofobia, tan presente en nuestra sociedad, parece una triste realidad difícil de erradicar. A diario (y por desgracia, cada vez más) suceden agresiones de las que a menudo nos llegamos a enterar a través de las redes sociales, contadas de primera mano por quienes las sufren.

Así, redes como Twitter acaban siendo un poderoso altavoz a la hora de exponer la cruda realidad de la violencia contra el colectivo LGTBI, recordándonos la urgente necesidad de combatir la intolerancia y construir una sociedad justa.

Este tipo de agresiones ocuren muchas veces a plena luz del día y delante de todo el mundo y no en callejones escondidos. Lugares como el metro de Madrid, donde un joven ha sido perseguido por tres chicos por tener "pinta de maricón".

Se trata de Pablo. conocido en Twitter como @Onopordum, un profesor de Biología y Geología en un instituto que ha relatado en un hilo de Twitter la terrorífica situación que acaba de vivir: "Todavía tengo mal cuerpo tras lo sucedido".

El viajaba en la línea 6 del metro de Madrid, y todo empezó tras despedirse de una compañera de trabajo. "Al llegar el metro, sea abren las puertas y veo que hay tres chicos, españoles y de unos veintitantos años, que no me dan buen rollo. Entro y veo que me miran y comienzan a mirarse y reírse entre ellos. Decido alejarme hacia el vagón de al lado para evitar problemas", explica.

Es entonces cuando descubre que, como suponía, las intenciones de aquel grupo de chicos no eran buenas. "Al pasar cerca de ellos, les escucho cuchichear 'ese, que tiene pinta de maricón'", comenta en el hilo, que en el momento de publicación de la noticia no se puede ver ya que se ha puesto candado en la cuenta.

Aunque se supone que todo el mundo tiene la libertad de vestir como quiera, el miedo a vivir una agresión por exponerte como persona LGTBI es real. "Me pongo nervioso y miro mi ropa: llevaba un polo a rayas azules y blancas con unos pantalones negros por la rodilla y sandalias, nada del otro mundo o que pudiera señalarme de alguna forma", dice @Onopordum a este respecto.

Después de cambiarse de vagón y tan solo a dos paradas de llegar a su destino, el tuitero se sentó a mirar el móvil, tratando de calmarse. Aún así, los agresores le siguieron hasta terminar rodeándole.

"Empiezan a preguntarme, entre risas, que si tengo hora, que si tengo móvil. Se dan codazos y van estrechando el círculo. Había gente en el vagón, pero nadie actúa. Me levanto para no estar en una desventaja evidente ante la situación de amenaza y les pregunto que qué quieren", relata.

"Siguen con risas y comentarios, sacando pecho y cada vez dejando menos espacio. Me dan un tirón del polo haciendo referencia a mis pintas y vuelvo a escuchar la palabra maricón", prosigue.

Ante lo que relata resulta imposible no sentir rabia e impotencia. Sin embargo, ninguno de los presentes en el vagón hizo nada: "Empiezo a sentirme paralizado y miro a mi alrededor. La gente mira para otro lado y no sé qué hacer".

A continuación, el tuitero cuenta como llega el momento en el que se abren las puertas del metro, el cual aprovecha para empujarles y escapar.

Por suerte, le dejaron de seguir en cuanto pasó por el acceso al cercanías de la estación. Igualmente, el miedo a que aparecieran en lo que llegaba el tren estaba ahí: "La espera de 4 minutos hasta que ha llegado el tren se me ha hecho interminable".

"Me fui justo a la otra punta del andén para que hubiera distancia y gente de por medio en caso de tener que gritar pidiendo ayuda. Afortunadamente, no aparecieron", aclara.

Miles de usuarios han mostrado su apoyo a @Onopordum, así como han aprovechado para denunciar lo triste que es que esto siga pasando.

Además, muchas de las respuestas y de los tuits citados nos recuerdan que si presenciamos una situación similar, no nos mantengamos al margen. Hacer que la víctima se sienta acompañada y disuadir a los acosadores es fundamental.

Por suerte, en esta ocasión todo se quedó en un desagradable susto, pero podría no haber sido así. Como el propio tuitero dijo hacia el final de su hilo, tras contar el suceso: "Hoy me he librado, pero puede que otra vez no tenga tanta suerte. Y, lo peor de todo, es que ninguno estamos a salvo de esta gentuza. Cuidémonos y defendámonos entre todos".

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