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Esa gente que fuma y apesta

Becaria escribe sobre los fumadores ambulantes que tienes que soportar muchas veces por la calle y que no hay forma de evitar.

Esa gente que fuma y apesta

Esa gente que fuma y apesta Foto de lilartsy en Unsplash

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Vas tranquilamente por la calle disfrutando del aire fresco cuando, de repente, te encuentras con un fumador ambulante. Da igual hacia dónde te dirijas, siempre parece que el humo te sigue y te persigue como una nube de misterio. Estos seres encantadores que sólo piensan en ahogar sus traumas exhalando como chimeneas, siempre sorprenden con su habilidad para enmascarar el aroma de las flores o de un buen perfume y convertirlos en el delicioso tufo del tabaco. Tal vez convendría llamar a Sherlock Holmes para resolver el enigma de cómo un fumeta aceptado socialmente puede generar tanta niebla a su alrededor.

Con la pandemia por el Covid-19 vimos algo de luz al prohibirse el tabaco en las terrazas de los bares para minimizar la probabilidad de difusión del virus maligno proveniente de sus agradecidos alientos infectos, pero ya todo ha vuelto a la anormalidad de siempre con la reintegración de estos apestados en la vida social como si cantaran a Chanel N°5.

Toser como perros agonizando es su BSO. Siempre hay alguna persona del género fumeta dispuesta a invadir tu espacio vital con una tos seca y ensordecedora justo cuando intentas tomar un café o leer un libro bajo el paraguas de una terraza o en una duna playera donde Jesucristo perdió las zapatillas, suponiendo que llevara. A veces, parece que están practicando para alguna olimpiada mundial de tos. ¡Enhorabuena, señor fumador, ha ganado el primer premio, una pitillera y una Thermomix para sus canutos!

La tolerancia se complica cuando estás atrapada en plena conversación con un fumador y tus ojos empiezan a arder como si estuvieras pelando cebollas en un mercado persa. Les da igual, el humo no nubla su vista, pero sí rebaja su capacidad para pensar y su egoísmo, anteponiendo su ansiedad por tragar y soltar una humareda ante cualquier buena obra a favor del bienestar social. Molestar y contaminar son sus dos principales propósitos.

¿Que sus malos humos pueden afectar a tu salud? Culpa tuya, haberte apartado. Los adictos a la nicotina no tienen solución, o acabamos con ellos o acaban ellos con nosotros mientras somos testigos de cómo aspiran toda la hierba de un cigarrillo en un solo aliento y lo sueltan como la humareda del empaste de un dragón, con la fuerza de un volcán en erupción.

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