UNIÓN SO-PIÉ-TICA

Los soviéticos no llevaban calcetines: así se protegían los pies

Las piezas de ropa que utilizamos en nuestro día a día son fruto de una evolución a lo largo de muchas décadas, tanto en la industria textil como en la de la moda. Es interesante pensar en cómo eran antes las alternativas a la ropa. Por ejemplo, la de los soviéticos que no llevaban calcetines.

Calcetines.

Calcetines.Pixabay

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Los calcetines son una prenda de ropa muy sencilla que cumplen su propósito sin grandes alardes. Son un pequeño saco de tela que encajan firmemente en nuestros pies, protegiéndonos del frío y permitiendo que el calzado se ajuste mejor a nuestras extremidades inferiores. Sin embargo, no siempre han existido. O, incluso mientras existían, no siempre se han utilizado. Miremos, por ejemplo, al ejército rojo de la Unión Soviética. No llevaban calcetines, sino que utilizaban una alternativa que, sencillamente, se adaptaba mejor al contexto en el que vivían. Se llamaban Portyanki y, en el fondo, era un sencillo trapo con el que se rodeaban los pies.

¿Por qué se usaban? Por un lado, era una cuestión de recursos. Un trapo cualquiera es más barato de producir que un calcetín. Además, bien ajustados, protegen igual de bien. Sin embargo, esa no era la razón principal. El tipo de calzado es lo que determinó que gran parte del ejército soviético optara por estas envolturas para sus pies. De forma habitual utilizaban botas altas sin ninguna clase de cordón, así que llevar calcetines provocaba que los pies no encajaran bien, lo que a su vez dificultaba el movimiento. Con los Portyanki se llenaba la bota mejor, sujetando el pie como era debido para largas travesías andando. A su vez, tenían más resistencia a la abrasión que provocaba este tipo de bota.

Lo cierto es que, hoy en día, se pueden seguir utilizando. En algunas zonas siguen siendo habituales, mientras que además son un recurso habitual para viajeros que, por cualquier circunstancia, acaban perdiendo o estropeando sus calcetines. Conocer los Portyanki y saber cómo ponerlos correctamente puede ser de gran ayuda en casos de urgencia. El proceso es sencillo: extiende el trapo y pon el pie encima. Pasa una de las zonas por encima del pie y asegúrala por debajo de la suela. Coge el otro lado y haz el camino inverso. Después, gira las dos esquinas de ese lado, rodea tu tobillo y mételas enrolladas en la envoltura. Asegúrate en todo momento de no dejar arrugas y mantener la firmeza en el agarre. Después, mete tu pie en la bota, ¡y listo!

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