EUROVISIÓN 2025
Israel pasa a la final de Eurovisión 2025 entre abucheos junto a Austria y Finlandia
Israel ha pasado a la final de Eurovisión con polémica. Yuval Raphael saltó al escenario entre abucheos pero estos fueron menores que los que si empañaron su ensayo con público por la parte. Seis personas con silbatos y una bandera propalestina fueron expulsadas.

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La participación de Israel en Eurovisión 2025 ha vuelto a encender la polémica, al lograr su pase a la final en plena ofensiva militar sobre Gaza. La actuación de la representante israelí, Yuval Raphael, con New Day Will Rise, se saldó con algunos abucheos aislados al inicio, muy por debajo de los sonoros pitidos que empañaron su ensayo con público esa misma tarde, lo que llevó a la expulsión de seis personas que portaban silbatos y una bandera propalestina de gran tamaño.
Durante la retransmisión para RTVE se recordó que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) ha aceptado abrir un debate tras esta edición sobre la futura participación del país, en respuesta a la creciente presión internacional por la ofensiva de su gobierno, que múltiples organizaciones ya califican de genocidio.
Más allá del ruido político, la segunda semifinal del certamen ha despejado aún más el camino de Suecia hacia la victoria este sábado, al no emerger ninguno de sus rivales directos —entre ellos Austria, Finlandia o la propia Israel— como un verdadero desafío. Además de estos tres países, han conseguido también su billete a la final Grecia, Malta, Letonia, Luxemburgo, Dinamarca, Armenia y Lituania.
Quedaron fuera de juego Australia, Montenegro, Irlanda, Georgia, Chequia y Serbia. Todos ellos se despiden de una edición que tendrá su gran desenlace este sábado con una final a la que ya esperaban el país anfitrión, Suiza; los cinco integrantes del "Big Five" (España, Italia, Francia, Reino Unido y Alemania) y los diez clasificados de la primera semifinal: Países Bajos, Ucrania, Albania, Estonia, Portugal, San Marino, Islandia, Polonia, Noruega y Suecia.
La gala dejó una mezcla de excentricidad, provocación y nostalgia. Abrió la noche el australiano Go-Jo con su Milkshake Man y su batidora gigante, para concluir a pecho descubierto al grito de "Tengo un caramel banana que deberías ver". No menos sugerente fue la maltesa Miriana Conte, cuya canción no pudo titularse Kant por orden de la UER, aunque el público se encargó de corear esa palabra mientras la pantalla se llenaba de piernas abiertas.
Montenegro y Georgia aportaron baladas densas, mientras que Irlanda optó por una oda kitsch a la perra Laika, y Letonia apostó por una atmósfera coral de ninfas bálticas. En un registro más épico, el austríaco JJ ofreció un lamento contratenor en blanco y negro, segundo en las apuestas, aunque sin el impacto esperado.
La griega Klavdia, en clave de Nana Mouskouri centenial, evocó el espíritu de Jamala, mientras que Lituania y Armenia apostaron por una estética rock cercana a Imagine Dragons. La danesa Sissal brilló vocalmente con la discotequera Hallucination, mientras que el checo Adonxs naufragó en su intento de cambiar de registro vocal en Kiss Kiss Goodbye, y el serbio Princ se despidió con una balada melancólica.
Luxemburgo rindió homenaje a Poupée de cire, poupée de son con una interpretación renovada en manos de Laura Thorn, que convirtió la marioneta en símbolo de liberación. El cierre, mucho más lúdico, corrió a cargo de la finlandesa Erika Vikman, que llegó montada en un micrófono-cohete con su reivindicación del deseo femenino, Ich Komme.
Fuera de concurso, animaron la noche la girl band británica Remember Monday, la rave alemana de Abor & Tynna con Baller y, como broche emocional, la francesa Louane con Maman, que acabó cubierta de arena de reloj en una metáfora del ciclo de la vida entre madres e hijos.
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