ENTREVISTA

Leiva, sincero en su lucha por salvar la voz: "Empiezo a entender cuales son los límites"

Leiva cuenta un problema irreversible en una de sus cuerdas vocales puso en riesgo su herramienta más valiosa: la voz. Tras pasar por el quirófano, ha aprendido a adaptarse, a cambiar y a mirar hacia adelante con optimismo. Hoy, asegura con serenidad: “Estoy en mi mejor momento. Tengo una vida muy privilegiada”.

Leiva

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Leiva compone, toca, canta, produce y lucha contra corriente. Se considera "un tío con suerte" pero un problema irreversible en una de sus cuerdas vocales amenaza su arma más importante, la voz. Un obstáculo en el camino que le ha hecho pasar por el quirófano, adaptarse, cambiar para poder seguir adelante y ver el futuro con optimismo: "Estoy en mi mejor momento. Tengo una vida muy privilegiada".

Ataviado con sombrero, botas blancas, sonriente y amable, cercano. Pide agua pero que no esté fría. Hay que cuidar esa garganta: "Para un cantante tener un problema en la voz es desgastante e incómodo. En mi caso, mi problema no es grave porque me permite cantar, seguir con mi oficio. Pero es una lata estar ahí entrando y saliendo del quirófano (...) Lo de la voz más o menos lo tengo controlado. Empiezo a entender cuáles son los límites y qué es lo que hace que mis afonías se disparen".

Leiva (Madrid, 1980) repasa su vida en una entrevista con EFE. Una trayectoria, profesional y personal, que narra en primera persona en la película documental 'Hasta que me quede sin voz', que ha rodado desde 2023 y que se estrena en cines el 17 de octubre.

Una suerte de diario emocional y personal que acompaña al músico, productor y empresario en su gira internacional, y a ese ser humano que batalla con sus demonios, el pasado, su familia, la soledad y la salud, con el permanente fantasma de las afonías y un problema en la voz que le obliga a operar sus cuerdas vocales con regularidad.

"Justamente tengo la lesión en el foco de trabajo y la fuente de la que viven una parte importante de mis amigos, pero hay que ver el vaso medio lleno.Y me permite hacerlo de otra manera. Tengo que reducir mucho los ‘shows’ y tengo que hacer las cosas de otra manera, pero puedo hacerlo, por lo tanto estoy agradecido", confiesa.

La película, creada por sus amigos Mario, Lucas y Sepia, comenzó su rodaje en Nueva York y repasa -sin filtros- desde el accidente que le dejó sin un ojo con apenas 12 años hasta sus comienzos de adolescente como batería en el grupo Malahierba, el arranque de Pereza, su amistad con Joaquín Sabina o la grabación de su último trabajo, ‘Gigantes’.

Leiva, sin redes sociales, es reservado y preserva mucho su vida privada, algo 'a priori' incompatible con estrenar un documental en el que se abre en canal, pero que accedió a hacer después de esquivarlo durante muchos años y por ser algo hecho desde el cariño.

"Creo que ha sido un ejercicio donde, en gran parte, me veo reflejado. No voy a decir que me gusta porque es muy difícil ver una cosa sobre ti que te guste ya que ves tus complejos en pantalla grande, pero me reconozco y eso me parece suficiente. Es un retrato honesto donde no hay nada que vender", revela.

"Rebaja los neones y esa realidad pixelada sobre la vida de los músicos. Normaliza mucho la situación, se ve que mi vida es bastante normal. Me gusta que se explique que en la vida hay una injerencia muy importante de la suerte. El mensaje no es ‘esfuérzate con tesón que con eso puedes’. Aquí hay muchos elementos y entre ellos la suerte, y eso me gusta que se vea”, apunta.

La obligada búsqueda de calma y rebajar la velocidad son dos aspectos muy importantes en esta ‘nueva vida’ de Leiva de permanente equilibrio entre descansar y buscar a través de experiencias la inspiración necesaria para componer: "El lugar donde hay que ir a buscar las canciones no es el sitio donde hay más serenidad y más calma".

"En casa no hay muchas canciones. Supongo que habrá quien encuentre la fuente de inspiración en una vida muy rutinaria, muy ordenada, muy equilibrada. A mí me va mejor cuando me voy de casa", asegura.

Considera que la humanidad “no atraviesa su mejor momento” y los jóvenes lo tienen más difícil que antes, sobre todo por la exigencia o la exposición en redes sociales.

"Yo no tengo redes sociales. Si tuviera que bregar con estar constantemente viendo la vida de la gente y lo que la gente opina de mí, sería profundamente infeliz (...) Me da la sensación de que estamos un poco desquiciados, con el consumo voraz, con la necesidad de mostrar estatus... Ves el Congreso y parece una película de terror", apunta.

No obstante, se ve en cinco años defendiendo otra gira internacional y un disco nuevo. Con momentos de calma en su refugio en las montañas de Madrid, ese lugar en el que encuentra la paz cuando las luces se apagan.

"La felicidad es un estado comedido. Consiste en una vida en la que no hay picos. Que se pueda estar triste sin pensar que tienes depresión o estar contento sin pensar que estás en el mejor momento de tu vida. Estoy en mi mejor momento profesional. Y personal… estoy en un muy buen momento pero no sé si el mejor", concluye.

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