5 pasos para empezar a quererte y aplicar el self-love

El self-love es una práctica que consiste en mimarnos. Aunque suene fácil, la realidad es que la gran mayoría acabamos descuidándonos por culpa del ajetreo diario. Ni disfrutamos del tiempo libre, ni sabemos qué necesitamos para ser felices. Esta rutina es ideal si queremos mejorar nuestra salud mental y aprender a priorizarnos.

Elígete a ti por encima del resto

Entrenar la parte más egoísta de uno mismo es algo vital para entender cómo funciona el self-love. Dejar de hacer planes y decir ‘no’ puede darte la sensación de que estás desconectando del mundo. En cierta manera es así, pero lo harás para conectar con ese tú que tanto tiempo llevaba escondido.

Que el pasado no pueda más que tu presente

Los errores del pasado conviven con nosotros y a diario florecen para martirizarnos. Si no asimilas que todo eso no se puede cambiar, jamás podrás mejorar y perdonarte. Los errores lo son porque los bautizamos como tal y normalizamos el llevarlos como penitencia. La vida es lo que es y lo que vendrá, no lo que fue.

Las comparaciones, solo para cuando busques el mejor precio

Si has pasado por una mala racha recientemente, sabrás lo buenas que son las redes sociales para acabar de hundirte. Ayunar de ellas cuando detectamos que no nos hacen bien es todo un reto, pero sus consecuencias son tremendamente positivas. Compararnos es algo completamente improductivo y que puede llegar a hacer de menos nuestros pequeños hitos diarios.

Tu intuición es tu mayor aliada

Para mejorar la calidad del tiempo que pasamos con nosotros mismos es importante que dejemos de cuestionarnos. Si siempre buscamos la aprobación externa, nuestro propio juicio nunca nos parecerá suficiente.

No te querrás siempre ni serás perfecto a diario

No todos los días serán perfectos y lograremos poner en marcha los mecanismos del self-love. La autoexigencia es una premisa completamente contraria a lo que promulga esta práctica. Si has logrado detectar que hoy hay algo que no funciona como debería, es un buen punto de partida. Compréndete y entiende que no hay línea de meta.