PRUEBA DEL DELITO
Entran a robar en casa de una streamer mientras está emitiendo en directo y no se da cuenta
La historia de esta joven portuguesa ha dado la vuelta al mundo, después del curioso incidente que rodeó al robo de una lata de refresco.
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Convertirse en streamer significa compartir una parte importante de tu vida con tus seguidores, pero también puede ayudarte a tener las pruebas de un delito cuando este sucede durante tu emisión en directo. La streamer portuguesa Karii ha aprendido esta lección por las malas al descubrir que uno de sus vecinos había entrado en su casa sin su consentimiento para robarle un refresco de la nevera. Por mucho que parezca un delito ridículo, las consecuencias para el vecino han sido bastante graves, y la grabación de la emisión en directo ha sido clave para que recibiese su castigo.
Karii es una creadora de contenido IRL que se ha hecho conocida por explorar distintas zonas de sus alrededores durante sus streams. En uno de ellos, se vio en la necesidad de dejar la cámara con la que graba sus directos en la puerta de su casa, mientras recogía algo de mercancía pesada de su coche. En los pocos minutos en los que abandonó el stream, los espectadores de Karii pudieron ver a alguien que se acercaba hasta la casa de la streamer y se llevaba algo que había dentro consigo. Todos los seguidores que estaban conectados en ese momento se extrañaron mucho con lo que estaba ocurriendo, y es por eso que decidieron avisar a Karii cuando esta regresó a la emisión. Por desgracia, la streamer no se tomó en serio los comentarios de sus seguidores e interpretó que todo era una broma para la que se habían coordinado durante su ausencia.
Más de dos semanas después de lo ocurrido, cuando Karii estaba revisando sus clips de vídeo antiguos para borrarlos de su canal, descubrió las imágenes de ese día y se dio cuenta de que sus espectadores no estaban bromeando. Identificó de inmediato a su vecino y avisó al dueño del edificio, que le ha dado 15 días al ladrón de refrescos para abandonar la vivienda. ¡A saber cuántas veces más había entrado sin que nadie se diese cuenta!
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