LUJO ASEQUIBLE

¿Gucci o Cuggl? El brillante trolleo que ha tumbado a la marca de lujo en los tribunales

Una pequeña marca japonesa gana en juicio al gigante italiano con una pillería digna de estudio. No lo llames copia, llámalo ingenio.

Los troleos a Gucci, casi un deporte olímpico

Los troleos a Gucci, casi un deporte olímpicoCharlotte Harrison / Unsplash

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Escribo estas líneas acordándome de mi amiga Lucky y cómo estaba dispuesta a gastarse más de la mitad de su sueldo en lo que a mí me parecía una miserable camiseta recortada. Ante mi sorpresa, y un poco la suya, explicaba que "Gucci es hermoso". ¿Y quién discute eso?

Soy muy amigo suyo, por lo que en algún momento se me pasó por la cabeza pagar los 480 euros que cuesta la prenda y sorprenderla por su cumpleaños. Creo que no va a hacer falta que siga echando la lotería cruzando dedos para que pueda permitirme un estratosférico capricho, porque hay una solución buenísima: CUGGL.

No he pulsado el teclado con un codo sino que es un ingeniosísimo fake de la marca italiana, hecho en el infierno de las imitaciones. Un diseñador de Japón, país extraordinariamente severo en el tema de las imitaciones, ha registrado ese nombre haciendo unas camisetas que parecen de Gucci, pero no. Y la justicia le ha dado la razón.

El artista se llama Nobuaki Kurokawa, fue a la oficina de patentes de Osaka, y registró el nombre sin ninguna pega. ¿Su primer producto bajo esa denominación? Una camiseta de 18 euros en la que se ve su logo, en el mismo tipo de letra que el de Gucci, oscureciendo la parte inferior con una pintada a lo grafitti. Genial es poco.

Los siempre atentos abogados de la marca se pisparon del asunto, e iniciaron el habitual proceso legal para tumbar lo que ellos consideraban un atraco a su propiedad intelectual. Saben de lo que hablan: un informe de The Guardian cifra en cerca de 600.000 millones de euros el dinero que mueven las falsificaciones de marcas de lujo al año.

La demanda apuntaba a una "usurpación malintencionada de la reputación de Gucci", pero cuando llegó a la oficina de patentes, no encontraron ni el más mínimo parecido visual, conceptual o fonético. Vamos, que nadie iba a pensar que podrían pensar que un producto Cuggl es un Gucci. Mis dieses para Kurokawa-sama.

En su catálogo de productos se puede ver cómo ha imitado (siempre dentro de la legalidad de su país) firmas como Nike, Balenciaga, Prada, Lacoste, Puma o Adidas, según una información del Financial Times, y siempre en precios que oscilan los 15 y 30 euros.

El asunto es doblemente interesante porque Alessandro Michele, director creativo de Gucci, ha hablado en numerosas ocasiones de los imitadores de sus diseños y hasta se rió elegantemente de ellos en 2017, cuando lanzó una colección bajo el nombre irónico de Guccy. Seguro que esta sátira japonesa le despertará una sonrisa de picardía.

Todavía me queda tiempo hasta el cumple de Lucky para fantasear con un pellizco que me permita pillarle una cami Gucci. Si no llego, pues lo mismo me planteo otras opciones, que sé que le harán gracia.

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