¿ES DEMASIADO?
Una streamer retransmite su parto en Twitch frente a miles de personas: ¿El stream más surrealista de la historia?
La creadora de contenido Fandy ha captado la atención mundial al emitir en directo el nacimiento de su hija en una transmisión que duró más de ocho horas y alcanzó decenas de miles de espectadores. La retransmisión, que también contó con la participación del CEO de Twitch, ha generado un intenso debate sobre los límites del contenido personal en vivo.

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La streamer conocida como Fandydecidió transmitir en vivo en Twitch el proceso completo de su parto, que tuvo lugar en el interior de su vivienda en una piscina inflable. La emisión comenzó cuando anunció en redes que había roto aguas y atrajo a más de 50.000 espectadores interesados en seguir el momento desde su plataforma habitual.
Durante el directo, que duró aproximadamente ocho horas, la streamer compartió con su audiencia las etapas del trabajo de parto, intercalando momentos personales con interacción directa con el chat. Los usuarios pudieron presenciar contracciones, el desarrollo del parto y el abrazo final con su hija recién nacida, a la que llamó Luna.
La emisión también se distingue por la intervención del propio CEO de Twitch, Dan Clancy, quien apareció en el chat para felicitar públicamente a Fandy por el nacimiento y desearle lo mejor en su nueva etapa como madre. El momento fue interpretado como una aprobación implícita por parte de la plataforma.
No obstante, la divulgación del parto en vivo ha generado reacciones encontradas. Algunos usuarios han elogiado la transparencia y el valor de compartir una experiencia íntima con la comunidad, mientras que otros han cuestionado la idoneidad de mostrar un momento tan personal en una plataforma de entretenimiento.
El episodio plantea desafíos éticos y legales sobre la división entre lo público y lo privado en el streaming, especialmente en lo relativo a salud y bienestar de los participantes. También deja en evidencia la necesidad de revisar y definir con mayor claridad las normas que regulan la emisión de contenido sensible en plataformas de alcance global. Y es que el mundo del streaming está cada vez más loco.
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