VIVIR DE POLÉMICAS

Ricky Edit vuelve a la polémica: su novia firmó el falso 'contrato de consentimiento sexual'

Después de una tremenda polvareda por frivolizar con el tema del "no es no", el streamer y especialista en memes regresa desafiando a sus haters.

Ricky y su acuerdo en cuestión

Ricky y su acuerdo en cuestiónRickyedit / Twitter

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"Que hablen de mí, aunque sea bien" es una frase de Salvador Dalí que cumplen a rajatabla algunos creadores españoles tan célebres como ElMillor, Dalas Review y últimamente Ricky Edit. Igual que el pintor catalán, las dosis de surrealismo con las que decoran sus directos a veces alcanzan niveles increíbles, especialmente en el caso de Ricky.

Reconocido como un editor audaz y con mucha creatividad visual, es de los streamers más camorristas en cuanto le sale un criticón, algo que sucede hasta en los perfiles libres de polémica. Como Dalas o ElMillor, se mueve bien en el barro, aunque a un nivel diferente.

El innegable cachondeo de alguno de sus exitosos memes está últimamente enterrado por una batalla que se ha tomado muy en serio: "las políticas feministas de España". Según aseguró en directo, son cosas "que le sudan los cojones porque ahora reside en Andorra", pero el cachondeo está ahí.

Todo empezó el último día de julio, cuando publicó un tuit con clara vocación pendenciera. En él se podía leer (en catalán) un supuesto "Contrato de consentimiento sexual", broma hasta cierto punto absurda y cien por cien en su línea, que solo buscaba reivindicar su forma de pensar. En Twitter, y sobre ese tema, no está el horno para bollos.

 

Casi dos semanas "recibiendo hate", el creador contratacó con toda su verborrea y algún que otro edit, explicando que las cuentas a las que ha bloqueado las considera poco menos que medallas. Varias horas dedicadas al tema y miles de candados en su perfil después, la cosa se calentó de nuevo.

Fue con un vídeo en el que se ve a su pareja firmando el acuerdo que desató la tormenta, quien de manera muy teatral protagoniza un vídeo claramente paródico que, por burdo, no debería levantar tanta polvareda. Al final es lo que se llama 'vivir de polémicas', un género arriesgado dentro de la creación de contenido.

Consiste básicamente en expresar una opinión claramente opuesta a la mayoría, y en ocasiones a la lógica, destinada a recibir respuestas agresivas y maleducadas, escoger varios ejemplos de las mismas, y reafirmarse en la idea en cuestión por el supuesto acoso.

Cualquiera que sepa cómo funciona Twitter puede intuir que a una provocación salen unos cuantos defensores de lo que sea, y que el anonimato o la distancia pueden al más serio de los argumentos. Ricky desde luego es consciente de todo esto, y los que simpatizan con él están tan contentos de que dé voz a pensamientos cuestionables. Cómo se nota que estamos en temporada baja...

Si me lo permiten los detractores de Ricky, un consejito que es bien conocido, pero poco aplicado, en territorio anglosajón: don't feed the troll.

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