¿Por qué tomamos refrescos con la comida rápida? Esta es la respuesta

¿Cuántas veces te has tomado un refresco junto a una hamburguesa? Incontables, ¿verdad? Es algo casi ritual, un comportamiento replicado a lo largo y ancho del planeta que, de primeras, no parece extrañarnos. Simplemente pegan, tiene sentido, lo aceptas con gracia y disfrutas del momento. La cuestión es que, si te paras a analizarlo, este truco por parte de los establecimientos contiene varias verdades en sí. Porque hay motivos muy claros por los que te lo sirven, y todos ellos van dirigidos a que te vuelvas un poco más adicto a la comida que te ofrecen. Así lo explican en este vídeo del canal GenericArtDad

Las claves son las siguientes: la comida rápida tiene mucha grasa. Al ir comiendo va dejando una capa de residuos en la boca que acaban por transmitir a tu cerebro la señal de "ya no tengo hambre". Y que tengas hambre es esencial para poder venderte comida. Por su parte, los refrescos son azucarados, acidosos y carbonatados. Te limpian la boca y, gracias al azúcar, se crea un loop doble de refuerzo. ¿Qué significa esto? De normal, cualquier persona se cansa del mismo sabor si lo toma de continuo. Pero si vas mezclando bocados con tragos de refresco, limpias tu boca y la ingesta de azúcar libera dopamina. No solo prolongas el placer de comer, sino que acabas asociando la comida rápida con felicidad.

Estos son solo algunos de los secretos que esconden tácticas como vender comida y bebida en un pack común o hacer promociones cruzadas con marcas de refrescos. Es, ante todo, un sistema de venta que garantiza que el consumidor gane algo de adicción a lo que se ofrece, facilitando que acabe volviendo para comprar más. Negocio, al fin y al cabo, en una de sus expresiones más capitalistas y mundialmente aceptadas.

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