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'BATERÍA', EL DOCUMENTAL QUE MUESTRA EL CRUISING MÁS OCULTO DE CUBA

Así se vive la homosexualidad en Cuba

El corto documental 'Batería' se inmiscuye entre los muros de una fortaleza militar abandonada que ha sido "tomada" como lugar de refugio, encuentro y resistencia de homosexuales cubanos. Entrevistamos a su director, que participa con el filme en DocumentaMadrid 2017.

-Batería, corto documental sobre la homosexualidad en Cuba

Batería, corto documental sobre la homosexualidad en CubaAgencias

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Los primeros indicios de homosexualidad que vi en Cuba eran unos hombres apiñados en la parte del Malecón más pegada a La Habana Vieja. Eran gays como de otra época. Había en ellos un eco de lo que en España se llamó despectivamente mariquitas, mariposones, bujarras. Alrededor de ellos, mucha burla, miradas. Un señor me dijo que esos eran los únicos maricones de La Habana. Pero, claro está, esos eran solo los que se mostraban sin pudor.

Como en cualquier lugar en el que la homosexualidad aún guarda tintes de vergüenza, Cuba posee un entramado subterráneo de actos prohibidos, que muchas veces se expande entre las paredes de grandes casas abandonadas, lugares de cruising en los que la libertad enjaulada y los ademanes reprimidos pueden al fin expandirse. 'Batería' nos sumerge en uno de esos lugares.

'Batería', cortometraje documental de Damián Sainz que se presenta a competición en DocumentaMadrid 2017, se inmiscuye entre los muros de una fortaleza militar abandonada que ha sido "tomada" como lugar de refugio, encuentro y resistencia de homosexuales cubanos. Sus voces suenan en off, sobre una mirada íntima que recorre esas paredes terrosas llenas de pintadas pornográficas, casi pompeyanas, que las adornan.

De esta forma, 'Batería' no muestra sus rostros, pero enseña más que si los mostrara: nos hace saber sus historias, sus terrores, y, por los hechos contados y la cadencia de su voz, la suerte, mala o regular, de ser homosexual en un lugar que no deja lugar para serlo.

Un país muy machosexual

"Mira, Cuba es un país muy machosexual. Y esto no solo tiene que ver con el poder heteropatriarcal y la misoginia tradicionales de la cultura occidental, que también, sino que más bien lo veo relacionado a una idea militarista de lo que viene siendo la nación cubana", dice Damián Sainz, director del documental, además de cubano y homosexual.

"La mitología independentista y/o nacionalista cubana está llena de próceres, mártires, todos ellos hombrazos montados en caballos enormes y sosteniendo machetes o fusiles. En la escuela, de niños, nos enseñan que esos son los héroes, que hay que ser como ellos. Y ya esto es una herencia que llevamos en la frente como una marca. El que se sale de esa marca lo tiene complicado en la vida", añade.

Damián Sainz, director del documental 'Batería'
Damián Sainz, director del documental 'Batería' | Agencias

Entre las voces que construyen el documental, las hay que abogan por una positividad naif que casi resulta dolorosa. Otras, en cambio, rezuman un comprensible odio, una necesidad de vivir aparte de ese mundo heterosexual que los rechaza y los daña. Hoy en día, la situación de los homosexuales en Cuba no es tan complicada como pudo serlo hace 30 o 40 años, pero, según Damián Sainz, la visibilización no borra la profunda marca dejada por años de represión.

"La cuestión es que una vez que uno es consciente de esa marca, le toca a uno decidir qué hacer con ella, cómo lidiar con ella, cómo convertirla en otra cosa. Hay que tener claro que esa marca-estigma-huella viene del OTRO, de la sociedad y su sistema de valores machosexistas y no de uno mismo", explica Damián.

"Sin embargo, esa huella puede llegar a ser tan honda que nos puede llevar a negarnos a nosotros mismos, como individuos o como comunidad. Y es ahí donde está el problema. En Cuba la homofobia cala incluso en nosotros mismo. Se mezcla además con el racismo, la misoginia y los conflictos de clase socioeconómica. Y es por eso que fui a filmar 'Batería'".

Cruising en la Habana

Antes de lanzarse a crear 'Batería', Damián Sainz ya conocía muchos sitios de cruising en La Habana, pero no la fortaleza concreta en la que se desarrolla el documental. Fue un profesor de historia de la Universidad que iba con sus estudiantes haciendo un recorrido por sitios históricos el que encontró esta batería de cañones todo lo que había dentro. Le llamaron la atención los murales en las paredes e hizo algunas fotos, que mostró a Damián.

"Yo me quedé maravillado con aquello -recuerda Damián- No había visto cosa igual. Me interesaba el cruising como forma de resistencia, como una forma de socialización que interviene un espacio, por lo general público, y lo convierte en una zona de comunidad, con códigos muy específicos, a veces secretos. Del día a la noche todo cambia y la ciudad se transforma delante de las narices del poder".

Batería, documental cubano
Batería, documental cubano | Agencias

No obstante, la fortaleza de 'Batería' era distinta, rezumaba ciertas emociones violentas. "Al llegar allí -confiesa Damián- sentí miedo, mucho miedo de ser asaltado, violentado. Me sentía desprotegido. Poco a poco me di cuenta que esa fortaleza protegía a gente cuya vida no cabe en la ciudad, ni siquiera por la noche. Y eso está en los carteles, en los dibujos, los mensajes que se dejan en los muros y que son respondidos por ellos mismos. Es muy emocionante estar allí".

Una fortaleza militar

La visión de la fortaleza abandonada en estas imágenes artesanales, de factura impecable, puede oprimir corazones, despertar iras, pero sobre todo, incita a una curiosidad sin límites. Y fueron todas esas fuerzas juntas las que impulsaron a Damián Sainz a retratar esos muros y esas voces.

"Desde la primera vez que fui -recuerda Damián- supe que quería filmar ese grito, ese reclamo que se expande por esos pasillos y que hablan de una violencia ejercida en muchas formas sobre nosotros, hombres gays cubanos".

Sin embargo, la curiosidad puede vencer barreras hasta un punto determinado. La búsqueda de las voces y las historias que forman el documental no fue tarea fácil.

"Una vez que decidí trabajar en esta película me puse a conocer gente en el lugar. Me pasaba horas merodeando por allí, entre los matorrales, por los pasillos. A veces conseguía hablar con algunos hombres. Muchos me negaron la palabra y me cuestionaban mis intereses con el lugar, alegando que pondría el sitio y lo que allí pasaba en peligro al revelar el secreto".

Batería, el documental participa en DocumentaMadrid
Batería, el documental participa en DocumentaMadrid | Agencia

Por suerte, muchos de los visitantes de la fortaleza supieron ver el empuje de Damián como lo que era: una intención clara de mostrar una realidad que no podía seguir escondida, un canto de victoria y de socorro al mismo tiempo.

"Esas voces del documental -declara Damián, conmovido- son las de hombres que encontraron razones dentro de ellos para hablar claramente de sus vidas dentro y fuera de la fortaleza. Algunos incluso se enteraron de que estaba grabando en la fortaleza y nos buscaron y nos ofrecieron su testimonio. Cuando eso sucedió me entraron ganas hasta de llorar".

Algunos de estos hombres, al ofrecer su testimonio, se jugaban su lugar en el mundo, su vida exterior. "Porque allí va todo tipo de hombres -explica Damián. pero hay muchos, muchos, muchos que están en el closet o que simplemente ni siquiera se consideran gays o bisexuales y me dicen que van allí solo a resolver en momentos de estrés".

"Pero bueno, yo les comentaba mis intenciones y todos los que accedieron a hablar conmigo y a ser grabados lo hicieron con la condición de no mostrar su rostro y mantener sus identidades en secreto en la película. Fue por eso también que escogimos esa forma para el corto".

Una historia personal

Esta ausencia de rostros, lejos de dañar o señalar una carencia del documental, refuerzan la idea que busca transmitir. "Los hombres que hablan son más bien voces, almas, la huella de un cuerpo que pasó por ahí y que ya no está, pero que ha dejado su memoria".

Con respecto a su historia personal, Damián Sainz no es, por así decirlo, un agente externo al propio asunto del que trata, sino alguien que, aunque pertenezca a una generación y a un ambiente que lo ha tenido más fácil, sabe lo que es ser homosexual en Cuba.

"Yo no conocía la fortaleza de 'Batería', pero sí otros espacios de cruising. Hablar de ellos y de mi experiencia personal en ellos me costó mucho trabajo conmigo mismo. Incluso a mis amigos muchas veces les ocultaba mis andanzas por esos sitios ''oscuros' de la ciudad. Los sitios de cruising están estigmatizados duramente por la policía, la sociedad entera, y, lo peor de todo, por muchísimos gays. Me vi muchas veces ocultando que acudía de vez en cuando a estos lugares. Pero el tiempo lo hace a uno más duro, logra sentirse mejor con uno mismo".

Ese Damián adolescente contaba, además, con la pequeña-gran ayuda de los hilos de información, tenues, pero presentes, en un país con tantas limitaciones de comunicación. "Me llegaban lecturas de pdf's queer copiados de aquí o de allí, y tal o cual película indie marica".

"Y la experiencia misma, que es lo que más nos enseña. Dejar mi experiencia en mis películas es también una manera de hacerme más fuerte: buscando interlocutores, confidentes, creando diálogo con la gente. Y así uno se empodera, y, si es posible, participa en el empoderamiento de otros".

Al oír estas palabras de Damián, cuesta menos ver las cosas desde un lado luminoso, en el que la felicidad del diferente en una isla como Cuba es posible, aunque sea haciendo renuncias y encogiendo los hombros.

Se muestra esa parte en 'Batería' en las palabras de una de las voces sin rostro, que dicen: "Yo no soy infeliz con lo que no tengo, soy feliz con lo que tengo. Si lo que tengo es este castillo porque no tengo la posibilidad de hacerlo en otro lugar (...) pues entonces voy a contribuir a que este lugar esté un poco más bonito, para que se haga lo más lindo posible".

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