TYPICAL SPANISH

¿De dónde viene la costumbre española de tomar el fresco por las noches?

El razonamiento de un hilo viral de Twitter sobre la costumbre de tomar el fresco por las noches ha hecho que cientos de miles de personas reflexionen sobre el asunto y sobre cómo se pudo desarrollar esta curiosa rutina veraniega de los habitantes de los pueblos.

Pueblo.

Pueblo.Pixabay

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Tomar el fresco por las noches es una de las costumbres que más se ven en verano en los pueblos de España donde el calor azota con fuerza. La mayoría de los vecinos, y sobre todo los más mayores, sacan sus sillas y se reúnen debajo de sus portales para charlar y discutir sobre los asuntos del día a día de cada cual y del pueblo. Son innumerables las fotografías, documentales y películas que reflejan esta costumbre tan particular de los españoles, que no es tan fácil de ver según se va viajando hacia el norte de Europa. Un tuitero quiso reflexionar sobre el posible origen de esta costumbre, y con un hilo de Twitter lleno de razonamientos al respecto ha conseguido impactar a millones de personas.

Los meses de calor se pueden hacer especialmente duros en el sur de España, sobre todo en los pueblos de interior. Las semanas continuadas de noches tropicales y los picos de temperatura que superan los cuarenta grados hacen prácticamente inviable la vida social antes de la puesta del sol. Esto genera muchas diferencias entre las costumbres del norte y el sur de España, desde los horarios de los comercios hasta las formas de vestir. Tomar el fresco por las noches es una de esas escenas típicas del sur de España que todos hemos visto alguna vez mientras veraneábamos, pero es muy difícil ver a gente joven hoy en día practicando esta tradición. La mayoría la han cambiado por el terraceo o el ocio nocturno.

Tal y como ha comentado el autor de este hilo viral, la vigilancia de la casa era un componente importante de esta costumbre en el pasado: se vigilaban las pertenencias que se quedaban fuera, y se estaba alerta ante los incendios, tan habituales durante los meses de verano. Las jornadas largas de cosecha, que coinciden también con estos meses, hacían que la vida social estuviese limitada al horario nocturno, y ahora que la mayoría de la población no vive en (ni vive de) el campo, esta circunstancia que empujaba a tomar el fresco bajo el portal también ha desaparecido. ¡Esperemos que las generaciones actuales decidan conservarla cuando empiecen a acumular arrugas y el cuerpo no esté para cervecitas ni noches de fiesta!

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